DOMINGA.– Norma tiene un abuelito de 94 años que recibe dos pensiones, una del fideicomiso creado para liquidar a los trabajadores de Ferrocarriles Nacionales tras su extinción y otra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Su familia busca divorciarlo de la mujer con quien se casó años atrás porque nunca lo cuidó y consideran injusto que se quede con sus prestaciones.
Entre los amigos de Norma es tema de conversación, le sugieren casarlo con alguna amiga o amigo, "al fin que ya se puede", dice uno, y hacer un acuerdo extramarital y extraoficial donde la nueva cónyuge se comprometa a donar una de las dos pensiones a la familia: "así todos ganan", opina otro.
Podría ser hasta con una persona del mismo género, ya que la ley del IMSS y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) lo permiten desde julio de 2023, que este mes cumple dos años de su entrada en vigor.
"El abuelo no está pensando en casarse y mucho menos lo haría con un hombre, ¡es homofóbico!", aclara la nieta. "Lo más seguro es que esas pensiones se pierdan", agrega con resignación.
La idea no es nueva ni descabellada, en la última década (2014- 2024) 5 mil 904 adultos mayores, de entre 80 y 123 años de edad, se han casado o unido en concubinato, y afiliando a sus parejas ante el ISSSTE, revelaron las inscripciones de beneficiarios a las que DOMINGA tuvo acceso.

De estos, hay un selecto grupo de 42 abuelitos amorosos que tenían más de cien años al momento de casarse e inscribir a sus parejas a la seguridad social. En 31 casos les llevaban entre 90 y cien años.
El abuelo de Norma es un anciano joven al lado del abuelito de Michoacán que en 2022 se casó con una joven a la que le llevaba 102 años –según las inscripciones de los beneficiarios–, porque él nació en 1900 y ella en 2003. En Guanajuato, en 2021, una abuelita nacida también en 1900 afilió como su cónyuge a un joven millennial, nacido en los albores del milenio.
Los contribuyentes les estaremos pagando a sus viudas y viudos una pensión de por vida con la única condición de no volver a casarse, que es lo que marca la ley para no perder esta prestación. Las jóvenes viudas no podrán tener hijos, tendrían que justificar el embarazo de un difunto; mientras que ellos –los jóvenes viudos–, como siempre sucede en un mundo diseñado por los hombres, la tendrán más fácil para mantenerse solteros y pensionados.
Llegó el momento de hablar de matrimonios por conveniencia, de hijos y nietos casando a sus padres y abuelos casi en su lecho de muerte, de ingeniería legal para que la pensión por viudez se quede entre la familia, de dinero y oportunidades que no hay que dejar ir. Una pensión por viudez significa un ingreso fijo mensual de al menos 6 mil 676 pesos, médico, dentista, especialistas, operaciones, medicinas, aguinaldo y paseos gratuitos de por vida.

Las pensiones y prestaciones de los abuelos amorosos
Muchos adultos mayores lo han pensado, pero pocos se atreven a hacerlo. Concepción Aguilar es maestra de profesión, se pensionó como directora de una escuela primaria pública en 2001 y su hijo le ha sugerido en tono de broma casarse con su cuñado, soltero, 42 años menor que ella, para que su pensión no se pierda.
"No estoy de acuerdo y se me hace un fraude a la nación y una ambición desmedida de algunos jóvenes hacer eso. En lugar de dejarle la pensión a un joven, que trabaje. No lo haría porque mis principios no me lo permiten", dice Conchita.
No hay fraude ni delito alguno en los matrimonios por conveniencia; la Constitución permite que te cases con quien quieras sin restricción de edad, raza o género, y el IMSS y el ISSSTE están obligados a inscribir a la pareja de un trabajador, ya sea en activo, pensionado o jubilado, sin importar edad ni género. El concubinato se comprueba con tener el mismo domicilio por cinco años.
"Si se está en pleno uso de sus facultades y sin coacción alguna, están en todo su derecho de ceder y casarse con una persona más joven para dejarle su pensión", opina Jorge Saavedra, contador público de 81 años pensionado.
"Yo sí lo haría, y lo voy a hacer, porque no es un dinero que se pierda, y si es una persona a la que estimo, que lo merece, sí se la voy a dejar", afirma.
Los matrimonios por conveniencia fue la base fundacional de la Europa medieval, cuando las familias de los nobles casaban a sus hijos para aumentar su poder, bienes y su posición política. En la América precolombina también existieron estas uniones, por los mismos motivos. Casarse por amor era para los pobres y desposeídos.

Los matrimonios religiosos nos enseñaron que "el amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo soporta", que mantuvo en relaciones inequitativas a las mujeres por siglos, comprometidas en un juramento para toda la vida.
Haciendo un cálculo moderado, si estos 5 mil 904 viejitos del ISSSTE recibieran la pensión mínima garantizada, que es de 6 mil 676.48 pesos mensuales –en muchos casos, las pensiones son jugosas–, estaríamos hablando de 39.4 millones, que deberán transferirse cada mes a sus parejas con su fallecimiento. De ese tamaño es el boquete que estos abuelitos amorosos le harán al instituto y heredarán a los contribuyentes.
Las uniones dispares están a la alza después de la pandemia
Parece que no hay daño y "todos ganan", pero no es así: El 78 por ciento del presupuesto anual del ISSSTE se va a pensiones y jubilaciones y sólo el 22 por ciento se queda para atender las necesidades de salud y de otros servicios.
Al cierre de 2024, el ISSSTE atendía a 13.9 millones de derechohabientes y 1.3 millones (10 por ciento) eran adultos mayores, quienes padecen las carencias de equipo médico, medicinas o especialistas suficientes.
Los viejitos amorosos –o sus familias– hallaron la fórmula o el mecanismo legal para alargar sus pensiones más allá de la muerte. Pasan por alto el daño que le ocasionan al sistema de salud y a los abuelitos que les precederán.
Las inscripciones se están presentando mayoritariamente con los hombres heterosexuales, son 5 mil 165 (de los 5 mil 904 casos): 4 mil 579 afiliaron a su pareja en matrimonio y 584 a su concubina, 14 abuelitos que le llevan cien años o más a su pareja y sólo 278 se casaron con una mujer de su misma edad o mayor que ellos.
La buena noticia es que 2 mil 423 abuelitos, casi la mitad del total, se unieron a mujeres a las que les llevan 10 años o menos, lo que significa que sus parejas tendrán necesidades similares a las suyas, incluyendo la salud, y las pensiones de sus viudas nos costarán menos de una generación.
Según las fechas de nacimiento de los derechohabientes y de sus parejas, las mujeres tienen un comportamiento más genuino que ellos, en el sentido de que no parecen ser matrimonios arreglados o pensados en heredar la pensión. De 430 abuelitas de más de 80 años que se casaron, 339 lo hicieron con un hombre 10 años menor que ellas, en 159 casos tenían la misma edad y sólo en 10 uniones la diferencia estaba entre 50 y cien años.

Es de resaltar que la cantidad de hombres que reciben una pensión en la tercera edad —y deciden casarse—es de 10 a uno en comparación con las mujeres, muestra de que nuestras abuelas no tuvieron derecho a pensión aunque trabajaron toda su vida.
Las mujeres pasaron de 14.3% de participación laboral en la década de los sesenta del siglo XX a 46.4% en los años veinte de este siglo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y Consejo Nacional de Población.
El fenómeno es sistémico y se da en todas las entidades del país. En el año 2020 cayó producto de la pandemia, pero hoy las uniones nuevamente están a la alza.
¿Hay matrimonios por conveniencia del mismo género?
Han pasado casi dos años desde que entraron en vigor los cambios a la ley que permitieron a los trabajadores dar de alta a sus parejas sin importar el género. Y como era de esperarse, en el primer año hubo un boom de registros en el IMSS: más de 19 mil personas LGBT+ registraron a su pareja de julio de 2023 a junio de 2024, mostrando la gran diversidad de identidades que hay en la sociedad mexicana.
El ISSSTE no tuvo esas inscripciones masivas porque no se resistió a inscribir a las parejas del mismo sexo, cuenta con altas desde 2014. Desde entonces a la fecha ha dado de alta a 4 mil 278 matrimonios de mujeres y 2 mil 328 de hombres, así como 233 concubinas y 178 concubinos.
Las parejas del mismo género lucharon mucho para que pudieran inscribir a sus parejas a la seguridad social hasta lograrlo, pero esta apertura en la ley ha sido aprovechada por falsos miembros de la comunidad LGBT+ que ocupan los espacios de representación o amigos heterosexuales que se hacen pasar por concubinos para inscribirse a la seguridad social.
Los viejitos no fueron la excepción. En 2021, en la Ciudad de México, una derechohabiente de 85 años inscribió como su cónyuge a otra mujer a la que le llevaba 54 años. El abuelito más grande que ha contraído matrimonio con una pareja del mismo género nació en 1919 y su cónyuge en 1953. Se casaron en Sinaloa en 2016, según los registros del ISSSTE. En total, 32 hombres de entre 80 y hasta 97 años dieron de alta a su pareja en matrimonio o concubinato. Ellas, de entre 80 a 121 años, en 53 ocasiones.
Las familias adineradas y poderosas se siguen casando entre sí. Pero entre la clase trabajadora hay una diferencia mayor, ciudadanos que tienen y tendrán un ingreso para su vejez y los que fueron arrojados del paraíso de las pensiones del IMSS y del ISSSTE en 1997 y 2007, respectivamente, cuando el Congreso federal cambió la ley y pasaron a todos los trabajadores a un sistema de ahorro individual para el retiro que les dará en su vejez el dinero que acumulen y que desde ya, se sabe, será insuficiente.

En nuestros tiempos modernos y confusos, lo legal no siempre es legítimo y viceversa. El fenómeno de los matrimonios arreglados tiene dos caras y del otro lado están los jóvenes de esta generación, a quienes les tocó trabajar sin prestaciones, sin un sueldo que les permita comprarse una casa, sin la esperanza de un día jubilarse y recibir una pensión.
El sistema les pegó primero a ellos, a dos generaciones –los millennials y los centennials–, ¿se podrá juzgar a los que se casan con un viejito o viejita para colarse dentro del sistema de beneficios al que les cerraron la puerta? ¿Cómo juzgarlos cuando son ellos quienes pagan las pensiones de la actual generación de ancianos?
Por lo pronto, las amigas de Norma se la están pensando, quizá alguna acepte la propuesta del matrimonio arreglado. Incluso su novio se ha ofrecido a casarse con el abuelo y pasarle a ella la pensión.
Se buscó al ISSSTE para conocer qué candados existen para descubrir los matrimonios por conveniencia y cómo afectan a las finanzas del instituto, pero no hubo respuesta. Se hizo la misma solicitud de información al IMSS, pero éste dijo no contar con esos datos.
GSC/ksh