Diana Camila Roque porta con orgullo su uniforme. Desde la punta de sus botas y hasta el casco que pesa sobre su cabeza guardan la historia de una joven cuyos sueños se forjaron en el seno familiar y que, ahora, la llevaron no sólo a alcanzar el grado de subteniente de caballería en el Ejército Mexicano sino también a formar parte del primer desfile militar en ser presidido por la comandante suprema de las Fuerzas Armadas: Claudia Sheinbaum.
La historia de Diana Camila y la de la presidenta convergen en un mismo punto: la conquista de espacios y derechos para las mujeres mexicanas que décadas atrás estuvieron únicamente abiertos para varones.
Si bien desde la Revolución Mexicana en 1910 se cuentan con indicios de la participación de las mujeres en el Ejército Mexicano, no fue sino hasta 1934 que se registró a la primera mujer que causó alta de manera oficial en la intendencia General del Ejército. Desde entonces, las mujeres se han ido incluyendo progresivamente a los diferentes Colegios, Escuelas, Centros de Estudios, Unidades y Dependencias de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Hasta el pasado 11 de septiembre de 2025, el Ejército Mexicano reportó contar con 19 mil 376 mujeres en sus filas, mientras que la Fuerza Aérea Mexicana cuenta con 563 y la Guardia Nacional con 22 mil 563, según dan cuenta datos del Observatorio para la Igualdad entre Mujeres y Hombres en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
El mismo organismo ha documentado cómo las mujeres han pasado de limitar su participación en cargos administrativos o de la salud -como medicina, enfermería u odontología- a ir escalando poco a poco en actividades tácticas y de combate, convirtiéndose así en partícipes de las misiones generales del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicanos enfocadas en dar seguridad a la población, participar en operaciones para reducir la violencia, así como, asegurar la independencia y soberanía de México.
El combate como vocación

Un listón tricolor adorna el cabello impecablemente recogido de la subteniente de caballería, Diana Camila Roque, mientras que su manicura delicada y discreta adorna las mismas manos con las que sostiene un fusil FX-05. Elegir el medio castrense y el servicio al pueblo mexicano como eje de vida fue un deseo que despertó en ella desde su infancia, cuando veía fotografías de su padre, quien también fue militar, en servicio.
"La verdad es algo que siempre quise ser y todo el proceso lo he disfrutado mucho desde el momento que decidí entrar al Heroico Colegio Militar [...] fue algo que me llenó mucho de emoción, no pensaba que lo lograría pero siempre se puede", recordó la subteniente de caballería en entrevista con MILENIO.
Luego de cuatro años, Diana Camila Roque se graduó como licenciada en administración militar en la carrera de caballería, un proceso en el que la disciplina y la responsabilidad forjaron no sólo su faceta profesional sino también la personal. Actualmente, la subteniente reconoce que en el Ejército Mexicano aprendió a valorar el apoyo de su familia, así como su propio proceso de superación en una unidad que años atrás no estaba abierta para las mujeres.

"Desde un inicio quería hacer táctica, entonces, se nos abrió la oportunidad a todas las mujeres a ingresar a las armas. Cuando se me dio la oportunidad de escoger, no lo dudé, escogí el arma de caballería y pues, no hay limitantes", reflexiona la joven militar.
Un camino similar recorrió Evelyn Estrada quien con tan solo 21 años de edad se desempeña como soldado de artillería en el Ejército Mexicano. Guiada también por el ejemplo de su padre, un militar en retiro, la joven originaria de Cuautitlán, Estado de México recordó en entrevista con MILENIO la felicidad que sintió al haber pasado satisfactoriamente todos los exámenes necesarios para formar parte de la institución.
"No me gustan los trabajos administrativos, estar sentada o encerrada, no me gusta la verdad [...] De repente los trabajos implican fuerza física porque nosotros movemos piezas y es lo que a veces se me llega a hacer difícil pero lo que me gusta es ver cada disparo que sale de la pieza, los colores que van aventando, por decir, ahorita que estamos en el desfile pues se puede ver que ya salieron todos al mismo tiempo, se emociona uno al ver esas cosas o por lo menos yo", compartió la soldado de artillería.

Aunque en muchas ocasiones pertenecer a una institución militar es sinónimo de sacrificio y rigidez, tanto la soldado Evelyn como la subteniente Diana coincidieron en la pasión que sienten al realizar sus actividades. Autodeclaradas como enemigas de la cotidianidad, ambas disfrutan el asistir a comisiones o eventos a representar a sus respectivas unidades.
En una posición más operativa se encuentra la teniente de infantería, Raquel Guzmán, quien con 25 años se encuentra al frente de una unidad dedicada a participar en operaciones de reducción de la violencia. Servir a su país, asegura, es una vocación que nació en ella al ver a su hermano, quien también formó parte del Ejército Mexicano.
"Al ingresar al Heroico Colegio Militar te dan destinos [...] en mi caso me mandaron al 20 Batallón de Infantería en Chiapas, no sé la verdad cómo fue la selección para mandarnos hacia allá pero pues somos de infantería, somos de combate. Esta es mi unidad", relató la teniente.

Originaria de Oaxaca, Raquel Guzmán tenía 20 años cuando tomó la decisión de poner su vida al servicio del pueblo de México. Sin titubeos y convencida de que realmente quería pertenecer a la institución, poco a poco el ambiente castrense fue puliendo su capacidad de liderazgo, misma que la llevó a encabezar a una compañía de soldados infantes, mujeres.
"Me gusta mucho comandar tropas, llevarlos a las distintas misiones que nos den por cumplir [...] Yo tengo que estar motivada para motivar a mi personal entonces las llevo al comedor, las inspiró y de ahí nos trasladamos a las prácticas. Me gusta hacerlo, me gusta motivarlas, hablar con ellas", abundó la teniente de infantería.
Aquella motivación que tuvo desde el minuto uno que ingresó al Heroico Colegio Militar continúa latente en Raquel Guzmán, quien ahora busca ascender a capitán y continuar preparándose en la Escuela de Mando y en la Superior de Guerra para terminar de consolidar su meta de convertirse en un liderazgo relevante del Ejército Mexicano.
Raquel, Diana y Evelyn no comparten las mismas unidades, edades u orígenes, no obstante, a las tres les enorgullece formar parte de una institución como la Secretaría de Defensa, la vocación por servir y el amor por su país.
Ser mujer en el Ejército Mexicano

"Si tienen el sueño de pertenecer a las Fuerzas Armadas, persiganlo, no se den por vencidas. Ser mujer no tiene nada que ver, podemos hacer las mismas cosas, hombres y mujeres, todo está en la decisión que tengas", reflexionó la subteniente de caballería, Diana Camila Roque, en entrevista con MILENIO.
Las mujeres dentro del Ejército Mexicano reciben el mismo entrenamiento físico y psicológico que los varones, la única diferencia, coinciden las entrevistadas, es que pernoctan en lugares distintos. Armamento, uniforme y preparación convergen en un ambiente en donde las integrantes de la institución niegan distinciones por razones de género.
Si bien las necesidades de las mujeres son distintas a las de los hombres, la Secretaría de la Defensa se ha encargado de adecuar espacios para el desarrollo de su personal femenino, prueba de ello es el caso de la soldado de artillería, Evelyn Estrada, quien ha logrado encontrar un equilibrio entre ejercer su maternidad y su trabajo.

"Me respetaron mucho las licencias, si necesito algo hay oportunidades, respetan el espacio o si solicito algo lo autorizan, entonces sí hay apoyo [...] A veces es difícil no ver a mi bebé cuando estoy en comisión pero cuando estoy en mi unidad francamente la veo muy seguido. Mi pareja y mi mamá son los que me apoyan mucho con mi bebé entonces me siento tranquila de que sé que va a estar bien", comparte.
Tanto la soldado de artillería, como la subteniente de caballería y la teniente de infantería entrevistadas para este trabajo formarán parte del primer desfile militar encabezado por una mujer: la presidenta Claudia Sheinbaum.
Las tres militares celebran la llegada de una mujer a la presidencia de México, afirman sentirse orgullosas y emocionadas por verla dando su primer Grito de Independencia, un suceso que, aseguran, es un avance muy importante para el país.

"Nos abre muchas puertas al ser la primera presidenta, como que integran mucho más a la mujer. Antes lo hacían pero siento que ahora somos el centro de atención", reflexiona la soldado de artillería, Evelyn Estrada.
"Es algo muy bonito porque por primera vez pasa esto en México y creo que es un avance importante, así como ver a todas las mujeres que ya integran las armas y los servicios", reconoce la subteniente de caballería, Diana Camila Roque.
Antes de que se les permitiera ingresar a las armas, otras mujeres pavimentaron el camino para que Diana, Evelyn y Raquel formen actualmente parte de unidades que en el pasado fueron pensadas únicamente para hombres. Ahora, su vocación, responsabilidad y orgullo por portar el uniforme marcan la pauta para futuras generaciones que decidan seguir sus pasos, cumplir sus sueños y formar parte del Ejército Mexicano para el cual, ser mujer ya no es un obstáculo.
ATJ