El infame caso de 'Las Poquianchis', el grupo de cuatro hermanas mexicanas que dirigieron una red de prostitución y cometieron múltiples asesinatos en la década de los 60, volvió a estar bajo los focos de atención a raíz del estreno de la serie 'Las Muertas'.
La nueva producción de Netflix, estrenada este 10 de septiembre de 2025 bajo la dirección de Luis Estrada, se trata de una adaptación de la novela homónima de Jorfe Ibargüengoitia.

La historia se cuenta a través de seis episodios de poco más de una hora de duración cada uno y con la participación de un elenco estelar que incluye a Paulina Gaitán, Arcelia Ramírez, Joaquín Cosio, Alfonso Herrera y otros.
A raíz de ello, en MILENIO te damos a conocer la cronología de los hechos. ¿Cuál fue el desenlace del caso?
¿Quiénes fueron 'Las Poquianchis'?
‘Las Poquianchis’ fue el apodo que se les dio a un grupo de cuatro hermanas mexicanas:
Delfina González Valenzuela, la mayor y líder del grupo.
- María Luisa González Valenzuela
- María del Carmen González Valenzuela
- María Guadalupe González Valenzuela
Originarias de Guanajuato, estas mujeres nacieron en las primeras décadas del siglo XX y crecieron en un entorno muy disfuncional.
Se dice que, desde jóvenes, las hermanas mostraron comportamientos problemáticos y una relación muy estrecha entre ellas, lo que les permitió construir un vínculo que más adelante sería la base de su red criminal.

El inicio de 'Las Poquianchis'
En la década de los 30, 'Las Poquianchis' vivieron bajo condiciones de precariedad, con empleos de bajo sueldo que les permitía con dificultad sobrevivir.
Acorde con los reportes, fue a principios de los años 40 la mayor de las cuatro hermanas, Delfina, abrió su primer burdel en El Salto, Jalisco. Aunque en ese momento la prostitución era ilegal, su primera sede funcionó efectivamente.
Durante los próximos años, las otras tres hermanas se unieron al negocio que consistía en, con base en engaños y falsas promesas de trabajo doméstico, el reclutamiento de jóvenes de zonas rurales —en su mayoría menores de edad —. Otras tantas eran compradas a tratantes.
Uno de los aspectos más importantes de su negocio fue la corrupción, factor clave que les permitió crecer. Y es que desde que comenzaron a montar su red de prostitución y explotación en Guanajuato, contaron con la complicidad y protección de algunas autoridades locales, quienes recibían sobornos a cambio de mirar hacia otro lado.

El auge de 'Las Poquiachis'
Durante las décadas de 1950 y 1960, los burdeles de 'Las Poquianchis' funcionaron como centros de explotación sexual, trata de personas y asesinato.
En este periodo, las hermanas operaban con una brutal eficacia. No solo explotaban sexualmente a sus víctimas, sino que las mantenían bajo un estricto control mediante la violencia, el secuestro y, en muchos casos, el asesinato.
Las mujeres que envejecían, enfermaban o se resistían eran asesinadas, a menudo por hambre, violencia física o mediante el uso de veneno. También asesinaban a bebés nacidos de relaciones entre las víctimas y los clientes.
Se calcula que decenas de mujeres perdieron la vida en sus manos, víctimas de una maquinaria de horror que funcionaba con impunidad.

El descubrimiento de la red de 'Las Poquianchis'
Acorde con los reportes, la red de 'Las Poquianchis' fue descubierta en 1964, luego de que Catalina Ortega —citada en algunos medios como pupila y en otros como víctima— logró escapar y denunciar los hechos ante las autoridades de León, Guanajuato.Las hermanas son detenidas poco después y la investigación comienza a arrojar los primeros detalles lúgubres del caso: se encuentran decenas de cadáveres, restos óseos, ropas de mujeres, bebés y evidencias de tortura.
A finales de la década de los 60, 'Las Poquianchis' fueron juzgadas por homicidio, secuestro, trata de personas y otros delitos. Fueron condenadas a 40 años de prisión, la pena máxima en México en aquel momento.
Los reportes refieren que la primera en morir fue María de Carmen. A ella le siguió Delfina, la 'Poquianchis Mayor', quien falleció en la cárcel de Irapuato en octubre de 1968.
La tercera en morir fue María Luisa, quien de igual manera perdió la vida recluida en noviembre de 1984 por un cáncer hepático. La última fue María de Jesús.
El caso ha sido inspiración de múltiples películas, libros y documentales.
RMV.