Llegó la tregua. El mes pasado aquí le narramos la guerra desatada entre el gobierno de Samuel García Sepúlveda y los líderes (oficiales y de facto) de los partidos políticos en Nuevo León.
Parecíamos no salir del asombro, porque en el camino se salieron de las “reglas no escritas” y lejos de la cordialidad y el diálogo, pasaron de los ataques en el discurso a las carpetas de investigación por un lado, y a las reformas amenazantes por el otro.
El domingo en Cambios, el secretario general de gobierno, Javier Navarro Velasco, confirmó que hay una “tregua” con los demás actores políticos del estado.
A pregunta expresa de este servidor, dijo que hay un consenso entre los diferentes perfiles políticos con quienes ya se han sentado para “definir las mejores rutas”.
Era necesario, porque como aquí lo decíamos, nadie ganaba con ese tira-tira, porque en medio estamos todos los que vivimos, pero no tenemos en nuestras manos las riendas del estado.
Navarro reconoció lo estéril de la pelea al decir: “El gobierno del estado de ninguna manera quiere agarrar de rehenes a la ciudadanía en una situación de carácter político o de confrontaciones”.
Esta tregua reconocida por el segundo al mando del estado no significa, sin embargo, que se dé marcha atrás a las investigaciones difundidas el mes pasado, porque todas aquellas denuncias de carácter personal contra perfiles políticos de la entidad, deberán ser investigados por las instancias correspondientes, mientras el estado tenderá puentes de diálogo con instituciones y representantes legítimos.
Suena bien, por supuesto.
Aquí el detalle está en que si el diálogo constante mencionado existe, deberá no solo mantenerse, sino mejorar porque se acercan las decisiones fuertes en el próximo periodo de sesiones. Y por si fuera poco está a la vuelta de la esquina el presupuesto del 2023, y nadie consigue miel pateando la colmena.
Ojalá que sea para bien del estado. Aquí le seguiremos contando la historia.
Víctor Martínez