Comunidad

La peligrosa lección del CETis 78 de Altamira

Lo sucedido en el CETis 78 de Altamira debe ser leído más allá del vídeo viral que mostró al director del plantel siendo golpeado por estudiantes. Lo que parecía un conflicto escolar se transformó en un hecho de violencia que deja preguntas inquietantes sobre la confianza en las instituciones, la reacción de los alumnos y los intereses ocultos que podrían estar detrás.

La versión inicial: presuntos casos de acoso contra alumnas. Sin embargo, hasta ahora no existen denuncias formales que lo acrediten. Lo que sí consta es la denuncia presentada por el propio directivo, víctima de la agresión. Y ahí es donde surge una inquietante pregunta: si hubo jóvenes afectadas, ¿por qué no acudieron a instancias legales o educativas? ¿es miedo, desconfianza, o de plano una cultura donde la justicia institucional ya no significa nada?

Es necesario recordar que gran parte de los delitos no son denunciados, lo que favorece a las cifras alegres de las autoridades.

Lo que resulta más inquietante es la violencia con la que actuaron los estudiantes, como si estuvieran esperando una chispa para encender el incendio. La escena fue más propia de un linchamiento que de una protesta estudiantil. ¿De verdad fue espontáneo o había un ánimo sembrado de antemano?

Las versiones extraoficiales hablan de la participación de porros del Tecnológico de Ciudad Madero, infiltrados para detonar el caos. No sería la primera vez que grupos externos se valen de jóvenes para ajustar cuentas o generar presión. Si es así, la violencia no fue la reacción a un agravio, sino un instrumento manipulado con fines oscuros.

Nada justifica el acoso. Pero tampoco la violencia. Y mucho menos que la justicia se sustituya con golpes y linchamientos mediáticos. El mensaje que se envía es devastador: si no confías en las instituciones, resuelve a puñetazos.

En el fondo, el CETis 78 refleja una fractura mayor: alumnos que ya no creen en las autoridades, familias que callan por miedo o incredulidad, instituciones que reaccionan tarde y versiones encontradas que corren más rápido que las investigaciones.

El reto no es solo sancionar a los agresores o deslindar responsabilidades. Es reconstruir la confianza en un sistema que, en lugar de justicia, sigue sembrando rabia. Porque si la violencia se convierte en el único cauce, la próxima vez no será un director golpeado: será una tragedia.


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Víctor Hugo Martínez
  • Víctor Hugo Martínez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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