Comunidad

Una mariposa en Nochebuena

Hace unos días escuché a un pequeño de aproximadamente cinco años decirle a su mamá, con la emoción intacta de quien descubre el mundo: “Mira, mamá, una mariposa”. Volaba bajo, rondando las flores del patio.

La madre no dudó: “Es tu abuelita que viene a visitarte”.

No hubo explicación científica ni corrección adulta. Hubo algo mejor: una verdad emocional. En Nochebuena, esas verdades mandan. Todos guardamos alguna.

Un recuerdo que regresa sin avisar, una ausencia que se hace presente, una imagen mínima que nos devuelve a la infancia y nos recuerda de dónde venimos.

La Navidad tiene esa virtud: afloja las defensas. Nos vuelve vulnerables sin pedir permiso. Nos enfrenta con lo que fuimos y con quienes nos sostuvieron cuando no sabíamos que alguien lo hacía.

Hace años, un joven caminaba con su padre. El aire frío decembrino les pegaba en la cara. El hijo dijo, casi como queja: “¿Te acuerdas cuando estábamos más chicos? Sentía que hacía más frío, que el aire nos calaba las mejillas”.

El padre respondió sin dramatismo: “Lo que pasa es que en aquel entonces la situación era muy complicada y no tenías qué ponerte”.

No era una frase brillante. Era una confesión. Con los años, esa caminata y ese frío cobraron sentido: el trabajo silencioso, el esfuerzo diario, la forma discreta de sacar adelante a una familia sin pedir aplausos quedaron, por fin, al descubierto.

Padre e hijo siguieron su andar por la explanada de la plaza Isauro Alfaro, en Ciudad Madero.

Los recuerdos que atesoramos en el corazón nos llevan hoy, más que nunca, a recorrer esos caminos de la memoria. Historias que nos dicen de dónde venimos y, a veces, hacia dónde vamos.

Pasajes tristes algunos, otros muy alegres, todos de convivencia familiar y de amigos. Todos han ido forjando, sin darnos cuenta, la historia de nuestras vidas.

Tal vez por eso una mariposa basta. Porque la Navidad no siempre llega con luces ni regalos, sino con recuerdos que, como el frío o el amor, solo entendemos del todo cuando ya pasaron… y aún así, nos siguen acompañando.

Nos queda —y así lo deseo para todos— disfrutar de la Nochebuena y la Navidad, recordando siempre lo profundamente maravillosa que puede ser la vida.


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Víctor Hugo Martínez
  • Víctor Hugo Martínez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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