El título de esta columna retoma la frase que el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió a nuestro mandatario transmitir al pueblo de México durante su conversación telefónica de días atrás. El presidente Andrés Manuel López Obrador respondió: “Esta es tu casa… somos hermanos”. “Nosotros amamos a Brasil y respetamos a Lula”.
La simpatía entre ambos líderes y un origen personal análogo —Lula surgió del pueblo, se elevó como líder obrero en el sector metalúrgico en tiempos de la dictadura militar, fue fundador del Partido de los Trabajadores y tres veces candidato presidencial hasta alcanzar el triunfo en 2002 y reelegirse en 2006— marcan la tónica cálida y fraternal con la que se llevará la relación.
México y la región celebramos con enorme alegría y esperanza el retorno de “Lula”, quien ganó las elecciones en segunda vuelta y quien iniciará en enero próximo un tercer mandato, después de haber gobernado previamente por ocho años, cuando transformó a su país y lo proyectó en el concierto de naciones.
Hoy existe una oportunidad inigualable para retomar la aspiración de una verdadera integración regional; además constituye un enorme reto para conciliar los distintos proyectos de unidad latinoamericana. La sinergia que hoy atestiguamos entre gobiernos de izquierda latinoamericanos abre oportunidades inéditas, especialmente al sumarse los más recientes en Colombia, Chile, Perú y Honduras. Si bien con sus propios matices, todos los países coinciden en la necesidad de coordinar esfuerzos para superar la crisis económica pospandemia para una población latinoamericana de 660 millones de habitantes, cuyas economías en conjunto totalizan el 6.5% del PIB mundial.
En marzo pasado, durante su visita a nuestro país, Lula señaló que, si ganaba las elecciones presidenciales, impulsaría un “corredor progresista” en América Latina con ambos países como sus polos, y que volvería a visitar Palacio Nacional como presidente. Para México esa no es una promesa, sino una realidad. Será un verdadero gusto volver a recibirlo, ahora en calidad de presidente electo, en este mes de noviembre, por invitación expresa del presidente López Obrador para participar en la próxima Cumbre de la Alianza del Pacífico.
Por otro lado, en el plano bilateral, es la primera vez en 188 años de relaciones diplomáticas que coincidirán dos gobiernos progresistas. La región entera se beneficia cuando los dos principales motores económicos tienen visiones comunes y trabajan juntos. Las perspectivas son promisorias para el intercambio comercial entre ambos países, que actualmente representa alrededor de once mil millones de dólares anuales. Una de las prioridades será redimensionar el Acuerdo de Complementación Económico N° 53, con una colaboración más intensa de los sectores empresariales de los dos países. Brasil es un socio fundamental: es el primer destino de nuestras exportaciones en la región y el primer proveedor de los productos que México importa de América Latina.
Además de reformular una agenda bilateral estratégica, nos enfocaremos en desarrollar conjuntamente un diálogo que nos permita tener un importante aliado en los foros multilaterales para trabajar por el medio ambiente, los derechos humanos, el combate a la corrupción, la delincuencia organizada trasnacional, y el fenómeno migratorio regional.
Estamos ciertos de que lo expresado por Lula da Silva, en su primer mensaje como presidente electo, “Hoy le estamos diciendo al mundo que Brasil está de regreso”, se traducirá en una relación más cercana y profunda. Ambos países somos las economías más grandes de la región. Baste recordar que el presidente electo brasileño enfatizó que se va a “profundizar la relación, y el rol importante que México y Brasil pueden ejercer en la integración de América Latina”.
Brasil y México estamos convencidos de que impulsando el desarrollo de nuestra región, nos fortalecemos todos. Por ello, celebramos su retorno al escenario internacional.
Por Maximiliano Reyes Zúñiga*
* Subsecretario para América Latina y el Caribe en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.