Abordar un tema complejo como lo es la eutanasia no es fácil, y el tratar de legislarla en nuestro país parece lejano. Por lo que el tratar de dar una solución jurídica correcta a este problema, es una tarea ardua y no tan simple. El problema debe ser resuelto con justicia y humanidad.
La mayoría de los países que prevén la figura de la eutanasia, la consideran como un homicidio atenuado y la siguen castigando, aunque con una pena menor. Sin embargo ¿hasta dónde llega esa justicia y esa humanidad al seguir considerando al homicidio piadoso, una figura antijurídica que va en contra de la ley, de los bienes más preciados por la sociedad?
La ley es abstracta, refleja las necesidades y los sentimientos de su sociedad, por lo tanto la norma jurídica debe ser humana, no debe olvidar ser sensible a la piedad y a la justicia, debe castigar lo castigable y permitir lo permisible; por lo tanto, el supuesto jurídico debe prever que aquellas acciones impulsadas por sentimientos misericordiosos no constituyen un acto antisocial e injusto que se deba penalizar.
Jiménez de Asúa consideró que en el homicidio por piedad existe un procedimiento certero de impunidad, y dice: "Démosle al juez entonces la facultad de perdonar". Asimismo, considera que: "Puesta en manos del Magistrado la facultad de perdonar, no habrá Juez alguno que, a pesar de tener ante él la ley punitiva de homicidio consentido, pronuncie una condena en contra del homicida piadoso".
El suscrito coincide parcialmente con el gran jurista argentino, al tratar de solucionar el problema con el perdón judicial, no obstante no estoy de acuerdo con darle total facultad al juez para imponer, o no, la pena al imputado, ya que el criterio del juzgador varía según su apreciación.
Es necesario, entonces, crear un marco de referencia que esté expreso, que sea claro y preciso, en el que conceda al juez la facultad de analizar y estudiar cada una de las circunstancias del hecho, y considerar si se reúnen todos y cada uno de los requisitos previstos en ella. Una solución fundamentada, no en el perdón judicial propuesta por Jiménez de Asúa, sino una solución sustentada, en el perdón legal.
Esta solución del problema, tal vez no es la más pura, pero se acercaría más a la correcta. El proponerla es ir en contra de uno de los valores fundamentales protegidos por la ley, como lo es la vida, pero el ignorar legislar la figura jurídica de la eutanasia rebasaría una realidad de una sociedad como la nuestra.
GERARDO MARTÍNEZ RAMÍREZ