¿Qué hago para que mis papás quieran votar?”. Estos últimos días visité varias prepas de la ciudad con la idea de compartir la importancia de nuestra participación en el quehacer de nuestro país y especialmente frente a las elecciones. Percibí mucho interés de los jóvenes y a la vez poca claridad sobre sus opciones. Noté una preocupación genuina de la indiferencia de sus papás. Y definitivamente les pedí que pongan el ejemplo. Ellos junto con los adultos mayores son los dos grupos más numerosos que votarán en estas próximas elecciones. Los jóvenes entre los 18 y 29 años representan el 30% de la lista nominal.
Lo que más disfruto de estos ejercicios es que son primeros votantes. Por primera vez van a experimentar la responsabilidad de ir a la casilla, tomar las boletas, marcar a su candidato e introducir su voto en las urnas. Es solo una de las tantas maneras de participar, pero muy simbólica. Casi todos recordamos nuestra primera vez que votamos. Pero, ¿cómo pedirles que pongan el ejemplo y animen a sus papás, cuando el panorama local y nacional es de una pelea continua entre políticos?
Según los datos duros de elecciones pasadas, uno de cada dos jóvenes entre 18 y 24 años vota; es decir, el 50%. Definitivamente no hemos podido convencerlos lo suficiente de la importancia de su participación y del impacto de cómo las decisiones que toman los políticos definen nuestra calidad de vida. ¿Qué más claro que como está nuestro estado? Contaminado, sin agua, la inseguridad aumentando, y el gobernador y el PRIAN en un conflicto que sube de nivel por día. Hemos caído tan bajo que el conflicto va en concurso de memes a ver quién ataca “ peor” al otro, con un giveaway de por medio. Ni en las peores empresas hay un nivel tan bajo de burla y cinismo. ¿Qué les dirán sus asesores? ¿O quiénes serán? Porque como dice el dicho: quien anda con lobos, a aullar se enseña.
Los conflictos inmovilizan la participación ciudadana, por eso las marchas que hemos tenido en nuestra ciudad de las principales problemáticas, aunque son un avance, han sido de pocos grupos muy representativos, no de la ciudadanía en general y menos de los jóvenes. La situación política en vez de atraerlos, los ahuyenta. Los liderazgos no les son atractivos y los medios tradicionalmente les hablan a los adultos, por eso no consumen noticias. Sabemos que los jóvenes “viven” en las redes sociales, aunque las usan más para quejarse que para informarse o participar.
El reto que tenemos frente a las elecciones es hablarle a los jóvenes que son quienes menos votan y no a través de dádivas o giveaways, sino realmente a través de la creación de oportunidades.
