Gobernar es conciliar, buscar acuerdos, lograr consensos para avanzar como país. Gobernar también es buscar el mayor bien para todos, y ahí es donde es importante representar el interés de los ciudadanos y no de un partido político. Esta Legislatura federal ha sido de las más sumisas de los últimos tiempos. Fue como regresar a la época priista, donde es conocido el dicho “no cambien ni una coma”. Los legisladores del gobierno en el poder no cuestionaban y ni qué pensar en modificar alguna de las propuestas enviadas por el presidente, eso en la época del PRI, pero también ahora con Morena.
La Legislatura del 2021-2024 ya terminó su periodo ordinario de sesiones y será hasta el 1 de septiembre cuando entre la próxima, con los nuevos diputados y senadores, que serán votados este 2 de junio y serán los encargados de aprobar o no las últimas propuestas del presidente en el mes que les toca coincidir. Será septiembre mes clave para la agenda pendiente de AMLO.
La configuración de cómo quede el Congreso será lo que defina la agenda nacional en los siguientes años.
Gane quien gane, a ningún gobierno le conviene tener un presidente que tenga mayoría calificada en el Congreso, pues los contrapesos desaparecen y la oportunidad de buscar acuerdos con otros grupos parlamentarios que representan otros intereses se eliminan.
Los ciudadanos tenemos la opción de votar en cascada, es decir, por un mismo partido todo o voto cruzado, votar por distintos partidos. Esto para mí es más estratégico si pensamos en los punteros que realmente pueden llegar al Congreso y ser una oposición real, aunque no sean de “mi partido”.
Nada deseo más que cada uno de nosotros vote a conciencia en quien desea lo represente, esa es la esencia del voto. Así lo hago yo cada tres años, pero en esta ocasión considero que el Congreso debe de ser prioridad a la hora de votar.
El Congreso debe de regresar a sus orígenes; ser una representación real, representar la pluralidad y el diálogo constante para lograr diseñar una agenda que le beneficie a todos.
Necesitamos que el Congreso sea una oposición fuerte al Ejecutivo, que lo obligue a gobernar mediante el diálogo y consensos.
Gane quien gane necesitamos contrapesos.