La diputada española Cayetana Álvarez de Toledo estuvo en México en días pasados. Fue en Puebla, en el Festival de las Ideas, donde compartió un discurso de 28 minutos, imperdible. Cayetana es una política aguda, atrevida, certera y con un manejo del lenguaje excepcional, el que muestra en su también imperdible libro Políticamente indeseable. No puedo negar, pero tampoco asegurar que no iba con encargo político del anfitrión del evento, el empresario Ricardo Salinas. Arremetió contra AMLO y reconoció el trabajo de Xóchitl, politizando el discurso, ganándole algunos chiflidos en contra, pero al final sus ideas principales sobre la participación política, democracia y retos de México, fueron tan fuertes que se quedaron como protagonistas del mensaje.
Le habló principalmente a los jóvenes y reflexionó sobre la importancia de su intervención en la política. Reconoció que no hay un oficio más devaluado que la política, sin embargo, es el más importante. “Nadie carga con más responsabilidad que un político… todas sus decisiones impactan en la vida de los demás”. Las acciones de todos suman y mucho, pero al final en gobierno es donde se crean las reglas del juego del presente y futuro.
Ella le apuesta al optimismo como forma de vida, como forma de ejercer nuestra ciudadanía, como la única forma de enfrentar a los malos políticos e incluso al populismo que nos acecha en América Latina. Experimentando lo contrario, el pesimismo, nos volvemos sin recursos, sin esperanza y le dejamos lo más valioso al otro: que decida por nosotros. El desánimo es la excusa perfecta para no hacer nada: “Todos son iguales”, “Para que le entro si la política es sucia”. Frente al pesimismo entregamos nuestro poder y eso es justo lo que desea un mal político.
¿Cómo ser optimistas frente a un país divido? ¿Ante políticos más famosos por sus TikToks que por sus ideas? ¿Ante 11 mujeres asesinadas diariamente? ¿Frente a dos tercios de los municipios con sequía? No podemos desanimarnos porque sabemos lo que pasa, pero sí podemos optar por lo único que nos da otra alternativa: asumir nuestra responsabilidad. “Que por mí no quede”, compartió Cayetana, que es su máxima de vida.
Sí hay alternativa frente al México que vemos, frente a los políticos que nos han quedado a deber. La alternativa la tenemos frente a nosotros: votar, participar y entrarle. No todos están llamados a ser políticos, pero sí todos estamos llamados a hacer política.
