La cinta de culto que para tantos de nosotros define el género cumple 50 años; lo vamos a celebrar gritándole con todas nuestras voces y con nuestros atuendos más sexy-góticos que podamos conjurar. Porque antes de Tim Burton, antes de que las drag queens conquistaran las pantallas de cine y los escenarios, y antes de películas como Wicked o K-Pop Demon Hunters, El show de terror de Rocky lleva cinco décadas creando comunidades que celebran la gloriosa y estúpida sensualidad del cine B.
A partir de mañana, y celebrando el aniversario de la película que nadie creyó posible, se reestrena este deleite perverso y dulce protagonizado por Tim Curry, Susan Sarandon, Barry Bostwick y, sí, mi amado Meat Loaf. La cinta fue remasterizada, y justo para estas fechas se ha lanzado la convocatoria para que todas las criaturas nocturnas perdidas en el bosque volvamos a cantar “Dammit Janet”, “I Can Make You a Man” y, claro, “Time Warp” (esa que gracias a Timbiriche conocemos como El baile del sapo, aún no sé por qué).
Si ustedes vieron la versión teatral con la banda infantil de los 80, seguramente la gozaron tanto como yo. Pero si vieron la película, saben que ese sabor de estar haciendo algo prohibido, travieso y peligroso no puede contarse en su total dimensión con niños en el escenario.
Vayan a alguna de las funciones que celebran a las mentes más extrañas, como la de su creador Richard O’Brien. Si tienen la suerte de asistir a una con actores que interactúan, disfrútenla al máximo. Y si no, tienen todo el permiso para convertirse en esos personajes.