Acabo de terminar el conmovedor documental del recién fallecido astrólogo y debo decir que quedé bastante sorprendida.
Me di cuenta de que yo fui presa por prejuicios respecto al arquetipo que representó toda mi vida Walter, y hasta ahora tuve la posibilidad de entender el significado del fenómeno que realmente significo la suya.
Netflix estrena hoy Mucho, mucho amor de Christina Constantini y Kareem Tabach, en el que siguieron a este hombre que rompió mil barreras no solo para el mundo de los latinos, sino para cualquier persona que se pudiera sentir diferente y que nunca se había visto reflejada en un personaje como él.
Me recrimino solo haberlo visto como un placer culposo en vida, porque aunque hay muchas cosas en este personaje que parecen un invento, ahora realmente creo que fue auténtico en todos los sentidos hasta el fin, y sin la menor duda fue un gran adelantado a sus tiempos.
Por ahí dicen que es un fenómeno con los muy jóvenes, que toda la iconografía que le acompaña, similar quizá a la de Liberace, abrió mucho las mentes de una comunidad latina que solo veía cualquier tipo de diversidad como remate de chiste.
En algún momento u otro casi todo mundo lo veía, aunque no lo admitan, y jamás tuvo que dar explicaciones o etiquetarse para triunfar.
Les recomiendo que dejen todos esos prejuicios al lado cuando vean Mucho, mucho amor y se dejen llevar por la historia, por sus añoranzas, talentos y vulnerabilidad.
A mi me dejo, incluso, conmovida y un poco culpable de darme cuenta de todo esto después de su muerte.
Twitter: @susana.moscatel