Si Emilia Pérez fuera una película que mereciera los galardones que ha recibido o para los que está nominada, me parecería muy triste lo que está pasando con las esperanzas que tenía para consolidarse como la cinta más triunfadora del año. Así que admito que una parte de mí se alegra que lo que era una campaña comercial y política para conseguir un premio fílmico se esté desmoronando así. No peco de inocencia, sé porque se entregan muchos premios y más en tiempos políticos como estos. Pero todo lo que nos quisieron vender, y sobre todo a La Academia, sobre la inclusión y la “resistencia” en una campaña multimillonaria se fue por la coladera, porque al fin se toparon con algo de quien es la mujer detrás del personaje en un idioma que sí entienden: el de las redes sociales.
No. Karla Sofia es todo menos la representante de lo “woke” y es su peor enemiga en lo que a relaciones públicas se refiere. El
desagrado sobre las inconsistencias del mensaje y el descuido con las ofensas disfrazadas de virtuosismo que venían de origen le han quedado claras a los votantes que empiezan su trabajo el 11 de febrero. ¿Ni un becario para ver el historial digital de la persona alrededor de quien iban a lanzar una campaña millonaria para obtener el Oscar para Netflix?
Ahora que sabemos que Netflix bajó a la española de sus eventos de promoción previos a Oscar la pregunta es: ¿Se puede salvar esta campaña? Y también, ¿Es conveniente de verdad “soltar” por completo a Karla ahora? ¿No saber qué va a hacer ahora? Sobre todo, porque quieren salvar su campaña, las candidaturas de Zoe, de tantos más. Pero no pueden realmente quitarle la nominación a menos que pase algo desde La Academia; y si Karla Sofía piensa que ya no tiene nada que perder, igual se puede apersonar ahí y hacer mucho daño en su intento de “defenderse”. ¿Qué harían ustedes si fueran Netflix?