Hoy es al fin el día en el que, espero, se pueda cerrar el tema José José, al menos en lo que a información de relevancia, más allá de la opinionitis que pulula, se refiere. Y vaya que ya era hora. Pero me queda muy claro que por todo lo que se tiene planeado para la despedida de este hombre en su país, lo que ocurrió en Miami quedará más que opacado y pasará a la historia como un triste capítulo del cierre de una historia complicada. Hay que decirlo con todas sus letras. Las autoridades de nuestro país sabían que había un tema diplomático que resolver, y a pesar de todas las críticas que pueda haber al respecto, me parece que lo hicieron muy bien. Pelear contra la venta de exclusivas funerarias es, sin duda, un asunto que no creo que Marcelo Ebrard se imaginó siquiera que vendría con esta chamba, mucho menos con los berrinches e incertidumbre de una chica de 25 años que pone a Miami (como si fuera una nación que acogió a José José durante toda su trayectoria) a la altura de México, donde, hoy quedará más que claro, el adiós será más que sentido.
Presenciar a los fans de tantas nacionalidades llegar al Auditorio Miami-Dade en Florida nos dio perspectiva respecto a lo querido que era en el mundo entero este intérprete. Pero la forma en la que los medios latinos en Estados Unidos se acaparan de las figuras cuando les conviene es más que desagradable. Es una muestra más de un tema tan delicado como lo es la actitud imperialista que un país, o una ciudad de ese país, tiene respecto a los demás. Pero en este caso todo en español y muy a pesar incluso de los deseos de la familia. En otras palabras, era un lugar muy gris y bastante menor para rendir este tributo. Entiendo la desesperación de los hijos mayores y de tantos mexicanos porque lo que va a ocurrir hoy pudiera pasar. Aunque, como bien dijo Marysol en ese lugar, definitivamente no de manera idónea.
Siento tristeza de que estos sean los temas que rodearon esta despedida. Triste de que al final del día las batallas acaben siendo por el rating. De que una vida tan difícil, pero tan bendecida de talento, terminara así. De que todos hayamos sido parte de ello. Pero hoy espero que esa sensación cambie por completo. No será un triste auditorio con una señal pagada la que le hará justicia a las emociones que este hombre provocó por tantos años. Quedará claro de dónde es El príncipe y por qué. Estoy siendo predictiva, y si me equivoco ya lo analizaremos, pero queda más que claro el deseo de México por cantar ese último adiós. Ahora, en una nota más puntual, y quizás un poco menos emotiva pero de suma importancia: ojalá que todo esto que vimos nos sirva para entender que debemos dejar todo lo que deseamos que ocurra tras nuestra partida claro y por escrito. Pocas familias se salvan de su pequeña versión de este fiasco, solo que eso ocurre en privado. Y sí, generalmente es porque no hay ni acuerdos ni documentos claros. Concluyo que, y espero con esto poder cerrar el tema, de esta compleja y absurda telenovela que nos hemos aventado paso a paso los pasados 10 días podemos llevarnos lecciones importantes para nuestras propias vidas. Que al menos sirva de eso.
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