¿En serio, Netflix? Entiendo que El juego del calamar ha sido el programa más exitoso que jamás han hecho, y siendo un producto de Corea del Sur, todas las sensibilidades respecto al capitalismo voraz y lo de morir por esa desesperación para entretenimiento de otros es demasiado atractivo como para no seguir explotándolo, pero ¿reality?
Obvio, el plan no es matar a nadie en pantalla, y presumen el premio más grande en un concurso televisivo con 4.56 millones de dólares a quien supere todas las, seguramente humillantes y peligrosas, pruebas que les pongan. Como en la serie, serán 456 competidores de cualquier lugar del mundo (deben hablar inglés). Será un fenómeno, sin duda; Netflix domina el formato.
Pero tengo un serio problema con el concepto al sacarlo de la ficción (aunque no haya muertos). La serie fue tan exitosa en todo el mundo porque hubo dos tipos de públicos que la devoraron: los que gozaron de la crítica social y de los extremos a los que muchos sentimos que la vida nos orilla a llegar solo para dejar de ser parte de la clase oprimida; y, claro, el público que gozó sin la menor vergüenza las siniestras consecuencias de tan cruenta carrera contra la razón y los demás.
¿A qué público buscan con esta serie de realidad? Me parece más que claro. También puedo ver con un tanto de agobio que si bien el reality más famoso al empezar esta tendencia, Big Brother, era una referencia a George Orwell y acabó siendo una especie de confirmación de la advertencia, hay decenas de cintas y literatura que dijeron que esto parecía Running Man, de 1987, por ejemplo. Y casi le atinan. El “futuro” entonces era 2019. Ouch.
@susana.moscatel