“Cuando el diablo viene por ti”

Pasan los días y vemos personas que el mundo entero ha seguido, admirado, pagado por ver y emulado perder, como todos los seres humanos que vivimos, lo que les ha permitido ser quienes muchos piensan que son: celebridades. 

No puedo dejar de reflexionar estos días sobre esas pérdidas. Y por qué nos habrían de importar tanto desde la distancia, desde el otro lado de la pantalla. También me pregunto por qué sentimos ese, no solo derecho, sino necesidad de juzgar quiénes son las personas solamente por sus peores momentos. Hoy es el anuncio de la situación médica de Bruce Willis; hace unos días la deconstrucción de una gran vida pública en tan solo un instante de Will Smith; hace unos meses la tragedia de la que Alec Baldwin fue parte en el set cuando esa bala acabó con la vida de Halyna Hutchins. Así tantas. Y así nuestra reacción y, ante todo, extraño sentir de pensar que sabemos todo y merecemos juzgar.

Pero cosas así de espantosas nos pasan a todos a nuestras escalas y de nuestras maneras. ¿Será que necesitamos a las celebridades para poder procesarlas en vidas ajenas que creemos propias? Habrá manera en este mundo que exista un balance entre el clickbait, la risa a costa de los que sufren y una humanidad de las que nos podamos sentir orgullosos? No pretendo que neguemos nuestra naturaleza humana, ni repetir clichés como que nos encanta crear ídolos para verlos caer. Pero se lo dijo claramente Denzel Washington a Will Smith pasando ese terrible momento de la peor decisión de su vida: “En tu momento más alto, ten cuidado, que es cuando el diablo viene por ti”. Estoy de acuerdo. Mi temor es que nosotros mismos seamos ese diablo.