Siempre se destacó por sus habilidades de mando y decisión. Y para prueba de ello, lo que ocurrió en agosto del 2015 cuando se recibió el reporte de que un hombre se encontraba a la orilla de un puente con la intención de quitarse la vida.
El subinspector Fernando Hugo Lara Uribe atendió el llamado y sin titubear, tomó control de la situación. Replegó a los curiosos e incluso a medios de comunicación presentes que contribuían a aumentar el nerviosismo del suicida.
Con el apoyo de cinturones de arrastre de su patrulla, el subinspector Lara improvisó un arnés, al tiempo que indicaba con señas y claves policiales al demás personal dónde debía ubicarse. Se acercó al hombre que seguía a la orilla del puente; con decisión, valentía y rapidez, lo tomó y lo arrastró lejos de la orilla, evitando que el hombre que se mostraba angustiado y desubicado, terminara con su vida.
Apenas cuatro meses después de ese acto heroico, el 24 de diciembre de 2015, durante su servicio de inspección, seguridad y vigilancia en la autopista Puebla-Córdoba, durante la revisión de un tractocamión, dos hombres salieron de la unidad que estaba inspeccionando y le dispararon arteramente. Su cuerpo fue encontrado a un lado de su patrulla, que todavía estaba encendida.
La institución se volcó a la búsqueda de los cobardes asesinos y el resultado llegó diez días después: tres hombres fueron detenidos por el homicidio del policía federal. Se les encontró un arma de fuego y una granada de fragmentación, pero además, en la guantera del vehículo también se localizó una fotografía del subinspector Fernando Hugo Lara Uribe.
Uno de los detenidos llevaba el nombre de Alberto y rondaba los 55 años. De mirada perdida y desaliñado, era partícipe en otros delitos más. Dos años después recibió una sentencia de 26 años de prisión por el homicidio del subinspector.
Fernando Hugo Lara Uribe sirvió solo 18 años a la Policía Federal porque una bala se interpuso en su vocación. Su dedicación y profesionalismo le hicieron un ejemplo a seguir en las nuevas generaciones. Somos el eco de los que se fueron.
Relato basado en colaboración con la División de Seguridad Regional
