Fui a ver a un Teniente del Ejército Mexicano, encargado de la base de operaciones mixta en Comitán y le informé que era el único elemento de mi institución en la zona, por lo que necesitaba su apoyo para investigar lo que sucedía en la carretera. “No puedo ir, lo siento mucho”, fue la respuesta que recibí. Salí desconcertado y sin saber qué decisión tomar, pero con la convicción de cumplir con mi deber.
Fui a conocer el paraje ‘La Hierbabuena’, una zona boscosa, húmeda y con una profunda barranca que atraviesa la carretera entre dos taludes. De pronto, tuve que frenar bruscamente porque en el camino había inmensas piedras y troncos. En un instante cayó la noche y escuché disparos que provenían del bosque. Alcancé a oler pólvora quemada y vi destellos azules y rojos que se dirigían hacia mí; recuerdo el zumbido de los proyectiles que pasaban muy cerca de mi cuerpo, algunos de ellos impactando en mi patrulla.
Tomé el altoparlante con la intención de hablar con los asaltantes para que dejaran de disparar, algo bastante estúpido de mi parte. Unos cuantos segundos y aterricé en mi realidad: me bajé de la patrulla para ponerme en cubierto y ahora sí, regresar los disparos.
Terminé el primer cargador y el segundo, que no duró. Nunca antes había tenido un combate como ese. Cuando abastecí el último cargador pensé en guardar un último cartucho para mí, lo que más de uno hemos pensado.
Tras un largo rato, cesaron los disparos y llegó el silencio. No quería ni moverme para que no detectaran mi posición. Así pasaron horas eternas hasta que pude pedir ayuda, que llegó al amanecer, igual como llega la esperanza.
El frío y la humedad me calaron hasta los huesos y la consciencia. Era mi segunda oportunidad como policía. Supe que tenía que cambiar la técnica policial a la que estaba acostumbrado. Me vino a la mente la frase de un economista español, Abraham Guillén: “No se hacen dos guerras con la misma estrategia ni dos revoluciones con la misma política”.
A partir de ese día prometí capacitarme en todo tipo de materias que me ayudaran a resolver los problemas que a diario enfrentamos los policías; me equipé con más de lo necesario y me comprometí a replicar lo aprendido. Porque compartir la experiencia también es parte de la generosidad que en la Policía se requiere.
Colaboración del inspector J. Pérez Barrios, División de Seguridad Regional. Policía Federal