Política

92 daños y cuentas pendientes

  • Seguridad ciudadana
  • 92 daños y cuentas pendientes
  • Sophia Huett

Adormilados y sorprendidos. A pesar de su notable baja de peso, había varios factores que hacían notar que la pareja había dormido a pierna suelta. La información sobre su ubicación llegó por la noche. El personal de un grupo especial de Inteligencia ya estaba descansando cuando fue llamado a servicio a Torre Pedregal. No sabían a quién iban a detener: el Jefe solo les informó que era un tema que “habían estado trabajando”.

Durante toda la noche, el ex alcalde de Iguala y su esposa tuvieron afuera de su guarida, vehículos y personal de distintas instituciones, algunos incluso uniformados de verde. Los estaban buscando, pero irónicamente, fue en la última casa en donde pensaron que estaban.

Así fue detenido, casi al amanecer, José Luis Abarca y señora, cuando salían de un precario domicilio de la delegación Iztapalapa de la Ciudad de México.

Llegaron a ellos cinco semanas después de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, porque de acuerdo a todas las entrevistas policiales realizadas, la orden de que no se acercaran al informe de la titular del DIF, vino de la propia Presidencia Municipal.

Y ahí la pesadilla comenzó para muchos, no solo la familia de los fallecidos. No se dijo “frénenlos”, “córranlos”, “regrésenlos a Chilpancingo”, la orden fue “para abajo”, “se los llevan y les rompen su madre”. ¿De quién fue la instrucción? Aún el tema está a discusión, espero.

Y los policías buenos iniciaron días sin descanso para construir una investigación a partir de cero. Rastrearon cámaras de casetas e incluso del Poder Judicial, utilizaron herramientas técnicas y un gran talento humano para esclarecer lo que había ocurrido esa noche, lo que se cristalizó con una captura limpia del ex alcalde que hoy es sentenciado, pero por el secuestro y homicidio de seis activistas sociales. Un indicio de la calidad moral del ex político.

Los delincuentes uniformados de policías fueron quienes no solo facilitaron que los malhechores “recibieran” a los estudiantes, sino quienes además les brindaron el cerco necesario para que hicieran lo que quisieran con ellos y en lo que sus versiones coinciden: la camioneta con combustible, la quema de cuerpos, huesos triturados.

Un ex alcalde en la cárcel, al menos 43 estudiantes asesinados, delincuentes con y sin uniforme liberados y policías buenos que han tenido que absorber económica y anímicamente los costos de su defensa e incluso una estadía de más de un año y medio en la cárcel, por hacer su trabajo.

Los policías buenos hicieron todo conforme al libro: investigación, ministerialización, cumplimiento de mandamientos, pero con lo que no contaban era con la política que hoy pretende decirles no solamente que eran “ineptos”, sino además, sucios.

Y lo único que piden es que en medio del debate político no los hagan parte de los protagonistas y que menos, les den el mismo trato de los que sí fueron delincuentes y que hoy incluso, están libres.


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.