Los magos aparecen elefantes en actos espectaculares; los ninjas huyen con el mayor sigilo; los soldados despliegan la estrategia para sorprender en el campo de batalla. Todo esto ante la mirada empañada del público, ante la vista perdida de quienes estaban cercanos a la víctima o ante los ojos confundidos del contrario que yace en la línea de fuego, quizá en la línea del fuego amigo.
Al igual que los ilusionistas, que los guerreros japoneses o que los militares, el gobierno también se sirve de las cortinas de humo: no está de más recordar el penoso caso del Chupacabras, que durante la agonía del Siglo XX, distraía a los mexicanos de los problemas que del país. Es decir, los mensajes de los medios les ahumaban los ojos a los ciudadanos.
Eso sucedió en los 90. Ahora, en tiempos de twitter y de La dictadura perfecta –el filme de Luis Estrada-, parece que cualquier noticia es una cortina de humo, una caja china.
Las reacciones ante la recaptura del Chapo, por ejemplo, son un buen ejemplo de este fenómeno. Hay quienes, incrédulos, prefieren no saber nada del tema aunque, por el otro lado, hay quienes, curiosos, se quieren enterar del culebrón completo entre la actriz y el narcotraficante.
¿Cuál es el papel del periodista en casos como este?
Entre las definiciones más acertadas y simples del periodismo está la labor de contar historias. El problema está en que, al realizar esta tarea, la recopilación y exposición de los detalles puede desviar la atención de lo verdaderamente importante. Aparece entonces, la cortina de humo.
Por ello, es fundamental identificar lo que el gobierno quiere que se difunda. Aunque es sumamente tentador usar las filtraciones, es importante darles un cauce, para no convertirse en voceros.
Los árboles no dejan ver el bosque, reza el dicho.
El periodista puede describir cómo luce la corteza, a qué huelen las hojas, qué animales habitan en las ramas… pero no debe dejar de lado que eso es parte de algo más complejo. Los árboles deben mostrar que hay un bosque.
Las fugas y recapturas del Chapo son los árboles. El hecho de que comprendamos que quien manda es aquel que tiene dinero significa ver el bosque completo.
En fin, en el país y en el mundo a veces mandan los capos o a veces mandan quienes salen beneficiados con que los gobiernos se cuelguen las medallas de tenerlos tras las rejas.
Sergio Gómez
@sergomezv