Pese a que todos los partidos políticos viven una grave crisis de refundación y credibilidad, particularmente el Partido Revolucionario Institucional ha sido el más golpeado en su complicada conformación dadas las diversas fracciones así como la forma de efectuar la participación de las masas, su proceso de transformación y selección de candidatos los cuales van en picada, debilitando su capital político; aunado a que se encadenó aisladamente como opositor silencioso y aplacado.
Estos efectos le llevó a atomizarse ante la derrota del 2018 y va rumbo a la extinción; este mismo escenario de fracaso que encara el PRI nacional, también se vive en el estado de Hidalgo pese a que el gobernador Omar Fayad es una figura política muy bien aprobada y tiene la astucia para controlar el bloque opositor, aunque los priistas carecen de liderazgo político y estratégico; sin entendimiento, que solo está dispersando en pequeños grupos a su dirigencia y ha perdido en función de intereses individuales.
La dirigencia estatal ve su impotencia al articular la unidad al interior del partido durante el actual proceso electoral, echando a perder la estructura vertical que encabeza el gobernador en los municipios que aún tienen el poder político, donde los alcaldes solían ser su principal enlace de comunicación con las estructuras sociales.
Lo visto es que la presidenta del partido en vez de reforzar y unificar a los grupos, disfraza sus errores en desviar la atención criticando al equipo del primer priista, quien es el único que puede rescatar al partido de la crisis dada su forma de hacer política.
www.clh.edu.mx
www.colegiolibredehidalgo.com.mx
