Don de mando y bastón. Poder de movimiento, territorial y ejecutivo. Inteligencia sensible y voluntad unitaria. Generosidad para dejar abiertas las puertas a pesar de la misoginia y las declaraciones contra liderazgos. Desde la CdMx se dibuja el inicio del programa de profundización de la segunda etapa del cambio de régimen.
Nuevamente radiante, como el día previo cuando se convirtió en coordinadora de la Defensa de la 4T, con 14 puntos de ventaja en cinco encuestas, incluida la propuesta por su provisional adversario interno, Claudia Sheinbaum Pardo recibió el bastón de mando de manos del líder del movimiento social pacífico más importante de la historia de México, Andrés Manuel López Obrador. Ello a juzgar por su sus efectos político partidistas, la estable reivindicación de políticas sociales igualitarias y la capacidad de permanecer con prestigio popular.
Mención en el mismo conjunto de atributos merece la disciplina macroeconómica que tiene muy a gusto al sector privado y no solamente a los integrantes de las cúpulas empresariales, sino al comportamiento general de los mercados financiero y bursátil.
El presidente López Obrador entregó a Sheinbaum un símbolo para representar integración con los más marginados y para diferenciarse de aquellos para quienes “pueblo” es un pobretón concepto a disolver en la categoría “sociedad” ante la improbabilidad de identificarse con una emoción popular de alcance nacional y que, según todo dato demoscópico disponible, representan el Presidente y la ex jefa de Gobierno.
Hasta Xóchitl Gálvez podría observarlo si lo quisiera. Ayer, de pie con liderazgos convocados en Santa Fe para la comida de los 300 Líderes, de Raúl Ferráez, estaba en el centro de un salón donde si acaso solamente una docena de asistentes cantamos el Himno Nacional; entre ellas, atrás de su candidata, José Ángel Gurría, ideólogo del frente opositor, y Ulises Lara, vocero de la Fiscalía General de Justicia. La mayoría de los demás ni mueven la boca para fingir que recuerdan o respetan el Himno. ¿Serán cosa del “pópulo” semejantes cánticos nacionales?
Los directivos de Líderes comentan que Sheinbaum avisó que no asistiría, concentrada como estaba en el inicio de sus recorridos de unidad y movilización, y consciente de avanzar metro a metro en la conquista de condiciones semejantes a las que la llevaron a ser indiscutiblemente la persona elegida por “el movimiento”, esa expresión de la ciudadanía mayoritaria que Xóchitl quisiera abarcar. Sin embargo, ni aquí en este encuentro suscita el entusiasmo de más de una cuarta parte de los asistentes que, aspiracionistas, le gritan “Presidenta” tres contaditas veces. Y está en un ambiente amigable.
Si existe consistencia en el lema de tiempo de mujeres, ser movimiento, fundar luchas sociales desde antes de los 20 años, saber gobernar y nunca haber estado en el PRI, Clara Brugada es evidencia de una asertividad que inició el marcaje de pauta al hacer pública ayer su decisión de renunciar a la alcaldía Iztapalapa para contender por la Jefatura de Gobierno.
Mando, bastón y arranque.