Los cambios, para bien o para mal, surgen desde dentro, claro, con una fuerte dosis de entorno que propicie la revolución interna. El Sistema Nacional y los Sistemas Locales Anticorrupción se enfrentarán a ello. El reto está en las estructuras internas y quienes las conducen, desde la acción y decisión más simple hasta la más compleja.
En los próximos días la atención, con altas expectativas porque en principio no intervienen agentes externos, esas instancias de poder público y fáctico, el Comité de Selección, nueve ciudadanos y ciudadanas designarán a los cinco integrantes del Comité de Participación Social del Sistema Anticorrupción del Estado de Jalisco (SAEJ) entre 79 inscritos e inscritas (ver http://bit.ly/2zpFQpY).
Quienes lo integren serán sólo una pieza de este engranaje llamado SAEJ. No serán los fiscales, ni auditores, ni contralores… Sencillamente ciudadanos y ciudadanas que articulen instituciones y organismos ya existentes a través de la definición de políticas públicas, programas y acciones alineadas al Sistema Nacional Anticorrupción, pero con una apremiante necesidad no resuelta ni en la Ley General ni en la Ley local: ¿qué hacer en los municipios?, sí, el gobierno más cercano a la gente y más sensible a la “corrupción hormiga”, la que cala y corrompe como como humedad y salitre, como termita.
¿Cuánto debe durar un Sistema Nacional y Locales Anticorrupción? Estimo que debe tener fecha de caducidad, o de lo contrario, la batalla se convertirá en un sinfín de escaramuzas, de guerra de guerrillas; un gatopardismo institucionalizado.
En los últimos 25 años México ha “institucionalizado” a los ciudadanos ante el inamovible sistema del Estado en temas torales que deben ser función primaria del Estado en sus Gobiernos: promoción y defensa de derechos humanos y acceso a la información. En lugar de cambiar por dentro, se han construido “chipotes” Estatales con rango Constitucional con el pretexto de darles poder-autoridad, autonomía.
Si los Sistemas Anticorrupción no propician cambios desde dentro en un plazo razonable, habremos caído en la trampa de vigilar al vigilante, y luego buscaremos a otro vigilante para el segundo; institucionalizaremos la corrupción, bajo la premisa de anticorrupción, la haremos parte de nuestra vida cotidiana habiendo perdido la batalla al poner las tropas en línea de ataque; la corrupción terminará siendo administrada con un Sistema.
@jrubenalonsog