El atentado con el objetivo de privarle de la vida a Ciro Gómez Leyva, periodista, miembro del Grupo Imagen en Televisión y Radio Fórmula, no sólo impactó a la sociedad y la comunidad política; es una advertencia más que nos llama a realizar un alto total en la ruta de violencia en el que vamos y se normaliza.
En una ocasión Diego Petersen Farah, cuando se le preguntaba por qué los medios siempre publican crímenes, robos, accidentes, y un largo etcétera de “notas rojas”, respondió, palabras más, palabras menos: cuando los medios dejen de publicar eso, estaremos jodidos como sociedad, pues habremos aceptado que eso es normal.
Los medios de comunicación, por naturaleza de observadores, críticos y cuestionadores de la sociedad y de quienes ejercen el poder, fijan su atención en lo anormal, en lo que no se debe ser asumido como “normal”, pues va en contra de principios fundamentales como es la libertad, la justicia, la solidaridad, la democracia, la paz, la igualdad, y demás valores que nos hacen más humanos en comunidad.
Sin pretender ser “ave de mal agüero”, “mensajero del fatalismo”, consciente que hay de síntomas a síntomas en un padecimiento, cuando la violencia se dirige a quienes ejercen derechos fundamentales en servicio a la comunidad por el ejercicio de su profesión-vocación, la violencia va contra esos derechos fundamentales, y, por ende, todas y todos somos víctimas.
Cuando se atenta y ataca a la libertad, y en esto a la de expresión, estamos ante la degradación de las reglas e instituciones democráticas que posibilitan la convivencia pacífica. En la antesala de un proceso electoral general nacional y locales 2023-2024, con otros tipos y formas de violencias “normalizadas”, el escenario previsible puede ser inimaginable.
El atentado contra Gómez Leyva se suma a la larga lista de periodistas agredidos, intimidados, acosados. Esta violencia creciente está documentada, sistematizada y analizada por tipos, víctimas y actores responsables por Artículo 19 (ver aquí), y en el contexto que vivimos desde años recientes, “es resultado del persistente clima de impunidad, violencia, agresiones y descalificaciones contra los comunicadores, la prensa y los medios de comunicación que se fomenta desde el poder político”, como puntualiza la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (ver aquí).
Paremos este tren de violencia nuestra de cada día. Estamos a tiempo. Todas y todos, desde el ámbito de nuestra responsabilidad personal y social.
Twitter: @jrubenalonsog