A veces la realidad supera la ficción, en los 70´s ésta sorprendió al escritor Jorge Ibargüengoitia, que tras conocer las atrocidades cometidas por las hermanas proxenetas María del Jesús y Delfina González Valenzuela, conocidas como Las Poquianchis, decidió investigar el caso y así escribió su novela Las muertas.
La prostitución en México y en Puebla es algo que no sólo vemos en streaming con la serie de moda, sino en las calles. Afortunadamente no nos toco ver los emporios de los burdeles, pero sí somos testigos de cómo ha evolucionado la prostitución.
Ser prostituta sin duda es uno de los trabajos más difíciles en el pasado y presente, debido a la constante violación de derechos humanos de las mujeres, ya sea por violencia ejercida por los clientes, por los proxenetas o incluso por la misma autoridad, que a veces realiza detenciones arbitrarías.
La prostitución era un tipo de esclavitud laboral, derivada de un delito mayor que es la trata de personas. Misma que aún continúa y cierto número de sus víctimas también se destina a la prostitución.
Analizando las carpetas de investigación del delito de trata de personas, nos encontramos con 19 casos generados de enero a agosto del presente año. Son pocas a diferencia del mismo periodo del año pasado, que sumaron 35, pero esperemos no concluir el año arriba de las 41, cifra con la que cerramos 2024.
El panorama antes era peor, en 2015 en Puebla hubo 93 carpetas de investigación por el delito de trata de personas, pero desde 2020 a la fecha, la incidencia se mueve como si estuviera en una montaña rusa, en dicho año sólo 13 carpetas, en 2021 aumentó el número a 49, mientras que en 2022 bajó a 38. Pero en 2023 subió a 71 y para el año pasado, como dijimos, se detuvo en 41, casi la mitad de lo que se registró en 2015.
Antes, las proxenetas reclutaban a chicas de 15 años en zonas rurales, pero hoy no hay distingo. Lo que no cambia es que en la trata y la prostitución las mujeres son objeto de comercio, y algunas son desechadas porque pierden su belleza, juventud o enferman. Ya tuvimos oficialmente a 90 víctimas de Las Poquianchis, no esperemos a que eso llegue a nuestras ciudades.