Vi que una amiga publicó en redes sociales un mensaje de decepción del sistema laboral, expresando que, pese a sus 30 años de experiencia como publirrelacionista y vendedora, en LinkedIn recibía muchas ofertas, pero ninguna le daba trabajo formal. Aunque lo que más la ofendió fue que, entre los mensajes recibió propuestas de “ligue”, como si estuvieran en Tinder o Bumble. Esto me hizo ver que pese a todo las mujeres seguimos teniendo desventajas en el ámbito laboral.
En 2021, Nadine Gasman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, declaró que “el 54% de las trabajadoras ha podido identificar y señalar que ha vivido violencia sexual en el ámbito laboral”.
Recuerdo que en el pasado tuve compañeras que tenían pareja y sólo porque no coqueteaban o aceptaban los acosos sexuales de los “hombres de poder” no ascendieron laboralmente.
Si aún no saben cómo identificar a un acosador, hay rasgos en ellos: son personas que utilizan su posición de poder como estrategia para ocultar sus inseguridades, tienen una personalidad narcisista, poseen un carácter obsesivo (por lo que tienden a controlar y no aceptar otras formas de pensar), pero sobre todo son hábiles para mentir.
En Internet el acoso ha traspasado fronteras pues he notado que algunas compañeras del trabajo comparten en redes sociales fotos de su vida laboral y no falta quien se cree juez de belleza y expresa halagos desmedidos, propios de una pareja, aunque en la vida real ni las conozca. Pero ahí no termina el asunto, estos sujetos realizan capturas de pantalla de historias y en sus muros hacen posteos de fotos de varias mujeres de los medios. Esto es acoso cibernético.
No por nada la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres de México, señala en un artículo que: “Las mujeres, que representan casi la mitad de los internautas mexicanos, son acosadas por desconocidos”.
Me pregunto por qué esto no pasa con los hombres, hasta ahora no he sabido de alguno que exprese que el reclutador le dijo que era muy guapo, que en su trabajo le acosen o que en redes sociales tenga seguidores extremos.
Finalmente, para todos es sabido que el acoso cibernético también es una forma de violencia, por ello es preciso denunciarlo, no solo en redes sociales sino de manera formal ante las autoridades.