Política

Le certifican sus tamaños a Anaya

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El tema con Ricardo Anaya, más allá de la embestida judicial que está enfrentando, es el desconcertante rechazo que despierta entre quienes, a su vez, se oponen al régimen de la 4T. En lo que se refiere a sus adversarios declarados, se entiende, ahí sí, que a un maligno “conservador” lo crean culpable de los supuestos delitos que le fabricó el gobierno de Enrique Peña y que no le reconozcan, ahora mismo, la categoría de un refugiado político sino que le endilguen la infamante condición de un fugitivo.

No hay casi manera de ser una figura pública en este país sin afrontar el trance de las murmuraciones, las calumnias, los señalamientos y los infundios. Nuestra clase política se ha ganado a pulso el repudio de los ciudadanos y su consustancial desprestigio se alimenta, día a día, de la corrupción de tantos y tantos de sus miembros. La cultura de la sospecha, sin embargo, nos ha llevado a la edificación de un universo en el que todos son culpables, un mundo en el que cualquier falsedad es validada como una acusación inapelable y en el cual se le han abierto las puertas, sin reparos ni reservas, a la maledicencia.

En ese espacio construido en torno a una permanente suspicacia, nada es lo que parece: las elecciones no son confiables, los acuerdos resultan siempre de oscuras maquinaciones, detrás de toda empresa hay intereses espurios y las acciones en el terreno de lo público van siempre encaminadas a satisfacer los intereses de una casta de privilegiados. Y, mientras más desaforada y estrambótica sea la historia, más creíble les parece a los concurrentes, orgullosos como están de su malicia sin advertir que esa automática credulidad suya, como respuesta obligada a lo negativo, es una forma de ingenuidad.

Anaya, para muchos, ya es culpable. El asunto, con todo, no es que se le pueda confeccionar ahora una acusación a la medida para castigar su activismo de opositor. Lo interesante sería poder descifrar, a estas alturas, cuál haya podido ser su responsabilidad directa en la baja aceptación de la gente que, de otra manera, tendría que apoyarlo sin ambages. En lo personal, pienso que un hombre tan brillante merecería más, mucho más. Pero, bueno, esta persecución que enfrenta es también una (perversa) forma de reconocimiento.

Román Revueltas Retes

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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