Política

Aranceles: nadie gana, todos perdemos

México ha sido una de las economías más abiertas del mundo. Los beneficios han sido evidentes: productos de todas las proveniencias que los consumidores pueden comprar a buenos precios, insumos baratos para las plantas industriales, materias primas asequibles, en fin, la experiencia directa de las bondades de la globalización.

Algunos sectores salieron perjudicados, desde luego, y ahí está la industria del calzado, para mayores señas, cuya existencia misma se ve amenazada por la importación de zapatos chinos.

Ocurre, sin embargo, que el actual gobierno se va a sumar a la cruzada proteccionista del inefable Donald Trump y avisa que aplicará tarifas a los autos de las naciones asiáticas con las que no se haya celebrado un acuerdo de libre comercio, a saber, China (somos el primer comprador mundial de los estupendos coches que se ensamblan allá) y Corea del Sur.

Este escribidor no tiene muy claro, por el momento, si los impuestos también les caerán encima a los electrodomésticos y los aparatos electrónicos lo cual, con perdón, sería todavía una barbaridad más grande: ¿quieren ustedes, amables lectores-consumidores, comenzar a pagar mayores importes por sus portátiles Samsung, Xiaomi, Huawei, Honor y Oppo, entre otros, y desembolsar más por las pantallas planas de LG o las tabletas Galaxy de la referida Samsung?

En estos momentos el gran escándalo, aquí en el territorio libre y soberano de Estados Unidos Mexicanos, es lo del llamado “huachicol” fiscal. Muy bien, ¿pero de qué estamos hablando realmente? De un producto, la gasolina, que es más barato en las estaciones de servicio de nuestro vecino país del norte. ¿Y qué pasa entonces? Primeramente, que es el combustible que la gente quisiera poder comprar, el de allá, no el de aquí. En segundo lugar, hay mexicanos que lo compran, barato, para vendérselo a escondidas, y caro, a sus propios compatriotas. Es para ganar dinero, desde luego. Pero, justamente, ¿no sería mejor que la gasolina, en México, costara lo mismo que en los Estados Unidos, es decir, que no fuera tan onerosa?

Al carburante vendido en estos pagos le asestan impuestos y hay también grandes problemas de logística y distribución, a los que se suma la dañina política energética de doña 4T. Pero de lo que estamos hablando, al tocar el tema del antedicho “huachicol”, es de algo directamente relacionado con el precio de las cosas: encarecerlas –a punta de tarifas y regulaciones— no es precisamente la mejor de las estrategias económicas, así sea que The Donald haya emprendido su muy personal batalla en contra del libre comercio y la globalización.

Los mexicanos queremos vender tequila fuera de nuestras fronteras, ¿o no? Si los chinos o los coreanos le aplican demoledores aranceles en respuesta a los que papá gobierno va a ponerles a sus coches y otros artículos, ¿nos sirve de algo? Ustedes dirán...


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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