Dirán que es un tema de principios. Muy bien, pero ¿cuáles? ¿La democracia? No existe en esas dos naciones: lo primero que hizo el régimen castrista fue edificar un sistema de partido único y aniquilar a la oposición. En lo que toca al sucesor del caudillo Chávez, desconoció flagrantemente los resultados de las últimas elecciones y el candidato presidencial ganador, perseguido por los esbirros “bolivarianos”, tuvo que salir del país. Dos mil venezolanos fueron encarcelados luego de que tuvieran lugar los referidos comicios, entre ellos el dirigente opositor y ex gobernador Alfredo Díaz, acusado de conspirar contra el gobierno de Maduro, muerto en una prisión hace un par de semanas.
Otro de los valores a defender sería muy seguramente la “solidaridad latinoamericana”, en oposición a las oscuras intentonas imperialistas de los Estados Unidos. Justamente, la escritora colombiana Laura Restrepo, junto con un par de literatos más, decidió ya no participar en el “Hay Festival” de Cartagena porque los organizadores invitaron también a María Corina Machado. ¿La razón aducida por la mujer? Que la luchadora social venezolana, galardonada con el Premio Nobel de la Paz, es “una activa partidaria de la intervención militar de Estados Unidos en América Latina”.
Así son los argumentos de los izquierdistas sectarios, señoras y señores, todo se reduce a lanzar acusaciones de complicidad con los capitalistas rapaces de la gran potencia hegemónica para desestimar la vocación democrática de quienes se oponen al totalitarismo socialista: no es una batalla por la libertad y los derechos humanos la que emprenden esos activistas —amenazados y perseguidos por el poder en sus propios países, además, mientras que quienes los denuncian disfrutan alegremente de garantías y facultades— sino entreguismo a los extranjeros y traición a los intereses patrios.
Pues bien, tan respetuoso es el régimen de doña 4T de “la no intervención” en los asuntos internos de otros países —salvo en los casos de Perú, Argentina, Ecuador y Honduras, por acontecer ahí sucesos que no han resultado del gusto de los adalides morenistas— que no le importa militar en el bando cubano-venezolano para exhibir, ante la comunidad internacional, esa ejemplar autonomía, esa valerosa postura de no estar alineado, precisamente, con… ¡las naciones democráticas!
Una urgente pregunta: ¿qué ganamos con eso?