Política

PRI, ¿quo vadis? (Segunda parte)

  • Columna de Rogelio Montemayor Seguy
  • PRI, ¿quo vadis? (Segunda parte)
  • Rogelio Montemayor Seguy

Diversos gobiernos del PRI crearon en el siglo XX un número importante de instituciones que fueron de suma importancia para el desarrollo nacional, instituciones que aún permanecen: 

Las de seguridad social, como el IMSS y el ISSSTE; las de canalización de recursos financieros para el desarrollo económico, como NAFINSA y BANOBRAS; las de dotación de vivienda para los trabajadores, como el INFONAVIT; las de desarrollo energético, como PEMEX y CFE; y las de atención a los grupos más vulnerables, como el DIF, y otras para atender las demandas de los pueblos indígenas y las zonas marginadas, también fue promotor activo del voto femenino durante la primera mitad del siglo XX, hasta lograrlo, así como de la paridad en los procesos electorales, logro ya del siglo XXI.

El desarrollo de nuestro país en el siglo XX no se explica sin la creación de infraestructura carretera, portuaria y aeroportuaria; de energía e irrigación, y para la dotación de servicios públicos como los de agua y drenaje sanitario para una población en rápido crecimiento.

Deben destacarse asimismo las coberturas logradas en servicios de educación y salud en el contexto de una población en rápido crecimiento.

Los gobiernos surgidos de la Revolución en un primer momento centralizaron el poder en la Presidencia de la República para consolidar la soberanía del país y, como consecuencia, el poder político radicaba principalmente en la Ciudad de México. Conforme esta centralización creciente agotó sus posibilidades y mostró sus desventajas, y la sociedad mexicana se diversificó y mejoró sus niveles de vida, los gobiernos surgidos del PRI iniciaron la reversión de esas tendencias centralistas y la apertura política.

Así, la Reforma Política de 1977, promovida por Jesús Reyes Heroles y José Luis Lamadrid, dio impulso a la transición democrática en el país, de un esquema de partido hegemónico a un modelo de pluripartidismo, proceso que se prolongaría por varias décadas, que implicó sucesivas modificaciones en leyes e instituciones electorales, hasta la conformación de una mayoría opositora en la Cámara de Diputados de 1997 y la alternancia en la Presidencia de la República el 2 de julio de 2000.

A la par de estas reformas se emprendieron procesos de descentralización administrativa, especialmente en los sectores de educación y salud. Se transfirieron atribuciones a los gobiernos estatales y municipales a través de la Ley de Coordinación Fiscal y las reformas al Artículo 115 constitucional.

Esta revisión de los mejores momentos del PRI y sus gobiernos muestra que una de sus fortalezas es su vocación institucional, la cual se ha traducido en la construcción y desarrollo de instituciones para enfrentar los retos de cada momento; nos muestra también su vocación federalista, consciente que la mayor riqueza de México está en la fortaleza y diversidad de sus regiones y Estados, deja ver que el PRI ha tenido la capacidad para entender, en sus distintas épocas y momentos, lo que late en el corazón de los mexicanos y responder adecuadamente.

Cuando se ha perdido esa capacidad, como en los últimos años cuando el PRI llevó a cargos de representación política a personas que buscaron más servirse del poder que buscar soluciones a los problemas que afectan a los mexicanos, los resultados han sido adversos y el pueblo se ha alejado de nosotros.

Ahora, la realidad nos muestra que los grandes retos que enfrentamos se sintetizan en desigualdad, impunidad, corrupción e inseguridad. A esto tenemos que dar respuesta, apoyados en nuestra historia y en nuestros valores de justicia social y democracia.

Para mí lo anterior representa el faro para guiar mi decisión de por quién votar cuando sea la consulta para elegir la nueva dirigencia.

Mi voto será para el Dr. José Narro Robles.

Su trayectoria profesional en los ámbitos académicos, de servicio público y de tareas partidistas son muestra de su honestidad, de su capacidad para entender al México actual y sus retos y de su habilidad para construir acuerdos en una sociedad tan fragmentada en sus preferencias políticas.

Estos atributos serán de la mayor valía para que un PRI renovado en su dirigencia impulse una real transformación de México, una transformación que combata la corrupción e impunidad, no con discursos, sino con normas que dificulten y encarezcan la comisión de actos de corrupción e instituciones que apliquen la Ley con prontitud y sin excepciones, para que ningún acto fuera de la Ley quede sin castigo, sin importar quién lo cometa.

Una transformación que fortalezca el federalismo por la vía de renovar las instituciones locales de seguridad, de procuración de justicia, de programación, ejercicio y control del gasto y deuda, de transparencia y rendición de cuentas y de fiscalización; una transformación de México y sus instituciones para poder crecer la economía en un marco de estabilidad, un crecimiento económico con igualdad basada en políticas universales, en educación, salud y seguridad social, que superen el carácter asistencialista de la actual política social, que garanticen calidad de los servicios básicos y concurrencia de todos los niveles de gobierno. No podemos pensar que el gobierno federal defina, decida y haga todo.

Invito a los priistas a reflexionar su voto y acudir a votar para realmente renovar al Partido y dejar atrás el lastre que ha producido el rechazo ciudadano. México requiere un PRI renovado. Y lo reitero, mi voto será para José Narro Robles. 


* Presidente del Cluster de Energía Coahuila


rogeliomontemayorseguy@gmail.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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