La naturaleza ha sido implacable, temblores en la región centro sur, Matamoros, Coahuila y Zacatecas. Huracanes, tormentas que han azotado amplias zonas del país dejando una estela de dolor ante los desastres ocasionados. Vaya, hasta aquí en la zona metropolitana nos impactó una lluvia torrencial que inundó el centro de Torreón.
Como en todas las regiones afectadas los pobres han sido los más lastimados. Los efectos de la naturaleza ponen de manifiesto las pérdidas materiales y el sufrimiento que padecen cientos de hombres, mujeres y niños.
También dejan en evidencia a una clase política que no ha tenido visión para atender y mejorar los servicios públicos que deben otorgar a sus gobernados.
Lo que antier se volvió a poner de manifiesto en Torreón es la incapacidad de las administraciones públicas para reaccionar y atender a la ciudadanía en situaciones de emergencia.
Puso de manifiesto el primitivismo de conductores de autobuses y taxis. Las barbaridades de que somos capaces los ciudadanos ante este tipo de situaciones: conducir en sentido contrario y no respetar los semáforos.
A lo largo y ancho del país también padecemos las locuras y los delirios de grandeza de nuestros políticos.
La apropiación de las desgracias que padecen los damnificados las transmiten ahora a través de discursos ramplones queriendo hacer creer que ellos, los políticos de altos vuelos, los sacarán de la miseria en que se encuentran.
La mitomanía convertida en un discurso de paz, unidad, esperanza y salvación. La danza de los miles de millones de pesos que se invertirán para salvar a las regiones caídas en desgracia por efectos de la naturaleza y la opacidad con la que se empiezan a manejar las sumas, restas, multiplicaciones y divisiones de los recursos.
El anonimato de cientos de rescatistas, voluntarios y donadores que estuvieron ahí para ayudar, es ahora una gran ola en la que se montarán políticos, líderes sociales, empresarios y funcionarios de todos los niveles para hacernos creer que ellos saben administrar mejor los recursos.
La cultura de la corrupción, la opacidad y la demagogia está en marcha para el manejo de la crisis social.
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