A ver, seamos claros. Contundentes. Definitivos. Enérgicos: "las instituciones no son responsables de los individuos". Lo digo así y no lo volveré a repetir, porque no puedo permitir que por un bribón se piense que nuestra querida institución también es así. Y no, claro que no.
Quienes seguimos en el partidazo somos gente de bien. Buenos ciudadanos, temerosos de dios y las leyes humanas, por más chuecas que éstas sean. Y no puede ser que a todos se nos juzgue de la misma manera. Las manzanas podridas se quedan en España.
¿Que cómo llegó a ser presidente de nuestro querido instituto político? Bueno, ya ve usted cómo son esas personas. Se cuelan y se cuelan hasta que llegan a su objetivo sin importarles el daño que le causen a la vida institucional del partido que les da cobijo.
Como en este caso. Usted véanos ¿le parecemos unos vulgares delincuentes? No, ¿verdad? Dice usted bien, él tampoco parecía un vulgar delincuente. Sí, vulgar sí, pero delincuente no. Por eso le digo, por uno pierden todos. Ahora va a resultar que nuestro partido es cuna de rateros, saca dólares, lavadores, desviadores de fondos, endeudadores de los estados que gobernamos y no, esto no es así, no sean injustos.
Mire, hasta por estadísticas: ¿cuántos miembros de nuestro partido cree usted que van y vienen a España sin que los detengan? Ahí está. Si todos fuéramos unos vulgares delincuentes, cada vez que uno de nuestros militantes pisara el aeropuerto de Madrid, lo detendría la policía. Y no es así. Le aseguro que ningún otro miembro de nuestro instituto político tiene miedo de ir a España. Ahí está.
Por eso nos indigna que crean que todos los militantes de este partido somos igual de ratas que quien alguna vez, por algún error, azar del destino o porque dios así lo quiso y sus decisiones son inescrutables, fue presidente de nuestro gran partido político y revolucionario e institucional.
Pero ustedes no deberían perder su tiempo con estas desafortunadas excepciones. No busquen en donde no hay.
Miren, dejen les doy un consejo: vieron que nuestro eficiente gobierno detuvo a un narcotraficante ¿no? Bueno, este señor quería hacer un tequila y qué creen. Pues buscó a una actriz, una de esas muy buenonas, telenoveleras, de esas que se pusieron de moda también entre la clase política, para ver si le ayudaba a vender su tequila.
¿Ven?, ahí está una historia. De narcos, amores y negocios.
Acá no hay nada.
Dejen al partidazo en paz.
roberto.castelan.rueda@gmail.com