Si la opinión del gobierno panameño respecto del nombramiento del historiador Pedro Salmerón como embajador hubiese sido positiva, ya se habría dado a conocer.
La semana pasada el gobierno de Panamá expresó su posición a través de su canciller, la feminista Erika Mouynes. Sin embargo, ésta no es todavía pública.
No tiene sentido especular: de haber sido favorable no sería un secreto.
Sin embargo, dado que la comunicación entre los dos países sobre este tema se encuentra en fase informal, todavía habría margen para reconsideraciones, sobre todo porque para Andrés Manuel López Obrador el nombramiento de Salmerón se ha vuelto políticamente muy relevante.
Mientras tanto, es paradójico que el menos interesado con que el historiador reciba el beneplácito sea precisamente el canciller Marcelo Ebrard.
No hay perdón que quepa en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) después de la embestida política que Salmerón celebró en agosto del año pasado en contra de Brenda Lozano, quien había sido propuesta por la cancillería mexicana como agregada cultural de México en España.
Aquel episodio concluyó con la infausta renuncia de Enrique Márquez, titular del área cultural en la SRE y uno de los colaboradores más próximos al corazón del canciller Ebrard.
La trama de esta telenovela política no tiene desperdicio: seis meses después, el presidente López Obrador impuso sobre su secretario otra ingrata prueba de lealtad cuando lo instruyó para que nombrara a Salmerón en Panamá.
Ahora que el gobierno panameño ladea en sentido negativo la cabeza, la cancillería tendría en sus manos la revancha, o bien el mérito de haber conseguido satisfacer el capricho presidencial.
El pasado fin de semana Ebrard estuvo en Honduras durante la toma de posesión de la mandataria Xiomara Castro. Muy probablemente en Tegucigalpa se resolvió la suerte de Salmerón, ya que también asistió al evento la canciller panameña, Erika Mouynes. No tardaremos en tener noticias.
Zoom: el caso Salmerón se volvió un escándalo por las acusaciones de acoso que pesan en su contra, pero también porque ha sido pieza de una vehemente intriga entre la cancillería y los habitantes del Palacio Nacional; una trama que muy seguramente ofrecerá pronto nuevos capítulos.
Ricardo Raphael
@ricardomraphael