La discusión sobre la ideología detrás de los libros de texto se revela cada día peor de ociosa. Aunque tantas y tantos se desgañitan por ostentar sus argumentos ese no es el tema importante.
La cuestión enmascarada es bien otra. El problema es la improvisación. Las conferencias vespertinas impartidas por Leticia Ramírez, secretaria de Educación, desnudan un proceso de política pública grosero y descuidado con el magisterio.
En el corazón del desastre está el desconocimiento que todavía hoy guarda una inmensa mayoría del profesorado a propósito de los libros de texto que habrán de comenzar a utilizar en los próximos días.
Antes presumía el modelo de la Nueva Escuela Mexicana que el magisterio iba a estar en el centro de la pedagogía nacional. En sus documentos aparece textualmente que es prioridad “la revalorización de las maestras y los maestros en su práctica cotidiana y autonomía profesional.”
¿Cómo entender entonces que las personas responsables de impartir clases en el aula no conozcan aún los materiales que mañana habrán de emplear para dar sus cursos? Palabras como “autonomía,” “revaloración,” o “práctica cotidiana” merecerían mejor respeto.
Se excusa la secretaria de Educación afirmando que, si bien los textos son novedad, se socializaron previamente las premisas del nuevo modelo en reuniones celebradas una vez por mes. Sin embargo, una mayoría de docentes niegan que tal cosa haya ocurrido. En las reuniones tradicionales del último viernes del mes se abordaron otros temas relativos a la gestión de los centros escolares, pero nada a propósito de los libros en disputa.
En cualquier caso, es falso que se hayan ofrecido cursos de capacitación –presenciales o en línea– para el millón doscientos mil docentes a propósito de esos materiales. Tan es así que apenas el profesorado comenzará a reunirse, escuela por escuela y sin presencia de las autoridades de la SEP, para conocer y revisar los nuevos textos.
Zoom: el desprecio por el magisterio es evidente y ese sí que es ideológico. Cuando el aparato burocrático impone sus decisiones sobre la base trabajadora se está en presencia de una convicción autoritaria.