El 1 de mayo de 2019 se publicó el decreto de reforma laboral mexicana. Algunas de sus principales características fueron la libertad sindical encaminada a la democracia en el gremio, transparencia y rendición de cuentas; la transición al poder judicial para lograr una justicia más ágil a partir de principios como, la oralidad, concentración y publicidad; la creación de Centros de Conciliación para robustecer su aprovechamiento como una etapa previa al juicio; un registro de contratos colectivos; y la adopción de perspectiva de género. Una reforma que ha buscado sacudir de la justicia laboral varios fantasmas del histórico sindicalismo mexicano.
El imparable desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) ha mostrado la capacidad de interactuar con herramientas como ChatGPT tal y como si se tratara de un ser humano, o bien pedirle que genere imágenes, textos, en fin, algo impensable hace no mucho. Muy bien por la tecnología; sin embargo, el asunto se complica cuando paralelamente a su evolución se comienza a hablar de la vulneración de derechos. Y es que, si una lección ha dado la innovación, es la necesidad de mantener actualizadas las reglas del juego.
Sirva de ejemplo lo sucedido en mayo con una huelga de escritores en Hollywood. Una industria que, según sus cifras, genera casi 2.5 millones de empleos y más de 180 mil millones de dólares. Entre las principales peticiones de los agremiados estuvieron algunos elementos clásicos de lo que históricamente se puede ver en una huelga de casi cualquier parte del mundo: mejores salarios y mejores condiciones contractuales. No obstante, la disrupción fue solicitar mejores prácticas en el aprovechamiento de la IA para no enviar a los escritores a las filas del desempleo. A esta huelga se sumó otra, una de actores que, de igual manera, demandan controles en el uso de la IA para evitar que, por ejemplo, tras ser escaneada su imagen, se siga aprovechando con IA sin considerar más retribuciones para su dueño. En ambos casos se trata de manifestaciones que apelan por algo sustancial: lo humano. Un combate frontal a lo que hace no mucho se pugnaba con motivo de la implementación de soluciones tecnológicas y que se ha hecho realidad en la Fábrica de Sueños: el desplazamiento de empleos.
El aprovechamiento de la IA seguirá rampante, de eso no hay duda ¿Qué pasará cuando lo sucedido con el sindicalismo hollywoodense llegue con fuerza a industrias como la automotriz, petrolera, eléctrica, alimentaria, farmacéutica, textil o de servicios y se enfrenten a reclamos sindicales derivados del aprovechamiento de la tecnología? ¿Habrá que poner a remojar las barbas del sindicalismo y la IA?