¿Hay un demiurgo, un ordenador, o vivimos en el caos?
Vivimos ya la tercera vuelta del cambio de los medios de comunicación en México. En un principio, parecía que Tv Azteca y Televisa se habían quedado con los dedos en la puerta y que las redes sociales los despedazarían. Las televisoras habían pensado que el cambio tardaría más y ese “había sido su error fatal.”
Pero no. De acuerdo a la más reciente encuesta del Ifetel, más de 85% de las personas ve tele abierta, incluso cuando pagan televisión privada o tienen acceso a redes. Y los números de desarrollo de los sistemas OTT (menos de dos millones de suscriptores en Netflix) marcan una diferencia infinita de alcance contra los contenidos que van por tele abierta.
Así que en la semana de lanzamiento de Las Estrellas como plataforma multicontenido, Televisa se encuentra en una posición privilegiada: el susto por cambiar los llevó a reforzar su participación en las cableras y crear un sistema OTT para el que en octubre recuperarán todo su contenido (Blim); cada uno de sus programas tiene ventana en redes y, finalmente, tienen la mayor plataforma de distribución.
Ponerse al día les ha tomado tiempo, dinero y esfuerzo; recortes, lanzamiento de plataformas, apertura a productores independientes, intercambio de elencos, negociaciones con redes sociales, segmentación de contenidos, creación de barras de concepto. Y ahora, que finalmente están listos, los números indican que lo que más ve la gente es... ¡televisión abierta!
Nada ha cambiado? Todo ha cambiado, pero muy a pesar de los hipsters y sucedáneos, la gente sigue prefiriendo surtirse de contenidos de entretenimiento “a la antigüita.” El Canal 2 sigue siendo el vehículo principal, el canal de “Las Estrellas.”
Por eso pregunto, ¿hay un demiurgo o fue solo el caos, la suerte? Porque esto de “haber entrado tarde” parece estar poniendo a Televisa en una posición más fuerte que nunca. Todo el poder donde estaba antes, justo en el momento en que salen “Las Estrellas”.
