Ya estaba ahí, incluso la revista Inc. títuló un cintillo en su edición de este mes “la realidad virtual se vuelve mainstream”. Ya Facebook había adquirido los lentes Oculus Rift y los desarrolladores de apps se habían puesto a sacar contenido masivo de realidad virtual. YouTube había agregado el botón para dividir la pantalla en dos y lograr así la visión estereoscópica de las cámaras 360. ViewMaster había renacido con su edición para teléfonos celulares.
Pero son Río de Janeiro y sus juegos los que se pondrán la medalla. La realidad virtual se ha visto acelerada por las imágenes de los deportes transmitidos en vivo vía streaming con cámaras de 360 grados, con la posibilidad de la estereoscopía en 3D. No hace falta comprar casi nada para usarla; solo unos lentes que no tienen nada de especiales y que en muchos casos están hechos de cartón o pueden ser fabricados por el usuario con los moldes que muchas compañías (en especial Google) han puesto a disposición a través de sus sitios web. Lo demás es tener internet y un smartphone.
Es la realidad virtual. Esa que en un futuro más cercano que nunca nos va a permitir adquirir un lugar dentro de los estadios o de los conciertos para verlos “como si estuviéramos ahí.” Es cosa de recorrer el arco entre Río y Tokio, para que la definición de imagen y sonido nos permitan asistir a los próximos Juegos Olímpicos como nunca los hubiéramos imaginado desde la sala de nuestras casas.
Ya los mayores estudios de Hollywood estudian las posibilidades, todo se antoja a nuevas salas de cine, donde el 3D se vea como una referencia no solo nostálgica sino vieja, o a salones de clase, compañías de bienes raíces dando tours a distancia para vender casas, paseos por el interior de museos para personas con discapacidad, visitas a ciudades lejanas en vivo, etc. El mundo del mañana, hoy.
¿No saben de qué hablo? Bajen la app Río 360, o tecleen Río VR 360 en YouTube. Antes, consigan unos lentes de VR, los venden en todas partes, solo pregunten. Pero apúrense; aún están a tiempo de ver la clausura como si estuvieran ahí.
