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Gignac, entre los mejores

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No tengo la menor duda que André-Pierre Gignac se encuentra entre los mejores jugadores extranjeros que han jugado en el futbol mexicano. Lo ha demostrado con creces. Llegó el 18 de junio de 2015 para vestir la camiseta de los Tigres y ha mostrado su capacidad goleadora desde entonces. Con una gran cantidad de títulos colectivos como individuales, incluso en la selección de Francia, se constituye como uno de los mejores goleadores de toda la historia del balompié nacional.

La prestigiosa revista L’Equipe lo define como un delantero centro con buen remate de cabeza, capacidad para marcar gol desde fuera del área y desde posiciones complicadas. Es hábil para realizar movimientos de ruptura a espalda de la defensa y cuenta con un buen disparo de media distancia. Diestro nato, tiene buena técnica individual y manejo de balón; cualidades que, combinadas con su potencia, lo convierten en un atacante difícil de detener en la marca. Su buen juego de espaldas al arco y el criterio para asociarse con extremos y mediapuntas lo hacen un delantero dinámico con capacidad de asistir e incluso centrar a gol a sus compañeros.

Además de sus atributos deportivos, sabemos que es un tipo generoso fuera de las canchas para causas de beneficencia tanto en Francia como en México. En la segunda posición ubicaría a Evanivaldo Castro Cabinho, quien marcó un hito en la historia del futbol nacional como unos de los grandes goleadores en todos los equipos que militó anotando 312 goles y consiguiendo ocho títulos de goleo, cifra que también significa un récord: jugó entre 1974 y 1988 para los equipos de Pumas, Atlante, León y Tigres. Hombre de una potencia de disparo impresionante, de la misma manera un sujeto ejemplar dentro y fuera de la cancha.

En el tercer sitio tengo a Héctor Miguel Marín, un arquero que se adelantó a sus tiempos: era tan buen portero que hasta metió un gol en su propia portería jugando para el Cruz Azul frente al Atlante un 23 de mayo de 1976. Atlante era local administrativo en la cancha del estadio Azteca.

En la cuarta posición me decido por Carlos Reynoso, chileno que vino para el América en la temporada 70/71 y fue una pieza fundamental para hacer de los azulcremas uno de los equipos más importantes. Ya al final me quedo con Joao Justino Amaral, mundialista por Brasil en 1978 que vino a los Leones Negros de la UdeG, un defensa excepcional de condiciones técnicas. Dejó como herencia su exquisito futbol y su don de extraordinario ser humano.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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