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Una mentira la transición energética

Dicen y confirman que el problema ambiental es originado por el uso de los combustibles fósiles (carbón, petróleo crudo y gas natural), y en esto prevalece la razón debido a que si fueran usados de forma correcta para tener una combustión completa, el daño sería menor. Recordemos que el uso de estos combustibles tiene su origen en el poder para tener una potencia o generar un torque a una máquina, sin importar la reacción química originada dentro del proceso. Hoy la tecnología ha tratado de incrementar la eficiencia al reducir el volumen requerido para obtener energía, pero no se ha invertido en cómo mejorar la quema de los combustibles con una menor cantidad de gases, como el monóxido de carbono, el calor que emana de los procesos, compuestos o moleculares, que tienen incrustado al azufre y las partículas en suspensión, todos alterarán el entorno de los seres vivos.

La realidad. El hombre no dejará de usar, cuando menos en este siglo, los combustibles fósiles. Estos pueden disminuir la cantidad, pero no el uso. En este momento representan poco más de 80 por ciento del suministro mundial de energía.

Dejemos la hipocresía ambiental y concentrémonos en la realidad, ni el más puro ambientalista de índole política, social, privada o cualquiera que sea su figura, dejará de usar los combustibles fósiles. Ninguno de ellos dejará de usar automóviles, aviones, electricidad, o simplemente dejará de comer para no cocinar sus alimentos.

La transición energética está en la agenda de todos, pero no en la cartera de todos para lograrla. Ha quedado demostrado que para las naciones que dependen de los combustibles fósiles y con bajo PIB per cápita de su población, será muy lento tener un cambio a energías menos contaminantes.

Por favor dejen de usar la palabra energías limpias; en la actualidad esto solo refiere a cómo generamos electricidad, cómo está planteada en el futuro y adónde integran a las tecnologías del tipo solar y eólica. Hoy estas últimas han entrado a una segunda fase de inversiones al adicionar baterías para almacenar y al incorporarse a la red eléctrica en forma armónica y constante, pero esto solo sucede en países que invierten en ello.

Mi definición de la transición energética es que es aquella que se refiere a toda materia prima que es tomada de la naturaleza, transformada en portadora de energía por medio de tecnología y usada por el mundo para cubrir una demanda específica de una región en un tiempo finito, y que deberá ser cuantificada en cuánto fue desperdiciada por medio de un balance cuantitativo cuyo objetivo debe ser determinar qué acción realizar para disminuir la cantidad de afectación al medio ambiente proveniente del calor, contaminantes o reacciones químicas incompletas originadas del uso o transformación de la energía.

Para todo lo anterior deberá haber una cultura de prevención en función de los resultados actuales, derivada de una cuantificación actual del daño al medio ambiente.

La transición energética hoy no podrá lograrse porque es obsoleta, pues en los últimos años el daño al entorno solo ha sido cuantificado en papel y la realidad es otra en forma fisicoquímica.

El 2 de abril quedó claro que el mundo depende del dinero proveniente de los hidrocarburos, y la única forma de obtenerlos es tomando de la naturaleza los recursos, colocarles un valor tangible y crear incertidumbre en los mercados mundiales.

La OPEP ha determinado disminuir el volumen de 1.1 millones de barriles de petróleo, y el anunció provocó un aumento de 5 dólares por barril, lo que significa que en el corto plazo un mayor volumen de dinero para los países que comercializan el hidrocarburo líquido, principalmente, pero dejó incertidumbre en las economías ante una inflación que no cede en forma rápida.

Este incremento representa entre 5 y 6 por ciento,lo que impactará el precio de la gasolina regular, debido a que un aumento de 1 por ciento en el precio del crudo, refleja en un alza de 0.6 por ciento en el costo de la gasolina. Todos estos aumentos son reflejados en las tarifas finales al consumidor.

Ante esto, el mundo creó la diplomacia ambientalista, la cual es una forma de escribir en una hoja membretada la visión, más no la misión de cómo lograr una transición energética real. Ahora surgió una nueva forma de discurso verbal que indica que “el mundo deberá ofrecer una energía segura y asequible cuando y donde se necesita”.

Pero a todo esto debemos de indicar lo siguiente: la energía existe en la naturaleza incrustada en la superficie, subsuelo o atmósfera, para tomarla debemos invertir en tecnologías y éstas a su vez transformar para su uso; hasta aquí requerimos una inversión mundial que en 2022 fue de entre 2.5 y 3 billones de dólares estadunidenses.

Hoy la energía no es segura debido a que hay mucha incertidumbre sobre cómo extraerla, y esto genera que no sea asequible para todo el mundo. Para realizarlo los gobiernos tienen que dar subsidios, lo que ocasiona un mayor consumo y, por ende, contaminación al ambiente. El cuándo debe ser siempre y donde se necesita, esto dependerá de la infraestructura que se tenga para llegar a todo aquel individuo, empresa, industria o proceso que requiere energía para el desarrollo.

El papel aguanta todo, pero creo que a este juego de palabras nuevas debemos adicionar que deberá contar con un plan para mitigar los problemas ambientales y estar ligado a un monto de dinero para realizarlo.

La pregunta, ante un caso de negocios que realicemos, con un proyecto de energía que permita adicionar dinero para mitigar el problema ambiental para saber si resulta en un retorno de utilidad directa al negocio, o simplemente este costo debe ser trasladado al precio unitario final que el consumidor deberá pagar, la respuesta dependerá de la condición económica que tenga para adquirir la energía. Al final, si trasladan los costos, y al haber un incremento, los subsidios aumentarán, debido a que esto puede reflejar una inflación mayor y producir en forma inmediata una desaceleración económica, paralizando ciertas economías que no tengan acceso a tecnologías.

El medio ambiente ha quedado en segundo plano durante las próximas dos décadas, ahora el mundo solo está interesado en cómo cubrir una demanda, sin importar el daño al no tener el control del cómo.

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Ramses Pech
  • Ramses Pech
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  • Ramsés Pech. Experto en la industria de hidrocarburos, energía geotérmica, energía y economía, actualmente se desempeña como Asesor en proyectos de energía y economía tanto para la industria privada como para los Gobiernos, socio del grupo Caraíva y asociados.
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