Es ingenuo pensar que con un ligero cambio al logotipo y un nuevo eslogan se va a cambiar la percepción de la gente sobre lo que son y lo que representan, y más ahora montados en una campaña internacional de la derecha ultraconservadora, así el PAN y algunos de sus integrantes piensan que con eso van a reconquistar al electorado y con ello a recuperar competitividad electoral rumbo a la elección intermedia dentro de años y medio, pero principalmente apostándole a la presidencial de 2030.
Sin duda son dos visiones de país totalmente encontradas, lo que no entienden es que en el imaginario del colectivo social está el concepto de que los gobiernos del PAN fueron desastrosos, con Fox se generó una expectativa de cambio y fue como una traición al pueblo porque siguió el modelo económico y los privilegios para unos cuantos, demostró que eran lo mismo PAN y PRI lo cual con sus alianzas en 2024 terminó dándole la razón a Andrés Manuel que acusó dicha amalgama política desde el fraude de 1988.
Posteriormente con Calderón se violentó la voluntad popular imponiéndolo mediante un fraude electoral, en dicho sexenio proliferaron por todo el país grupos del crimen organizado y se demostró que ese gobierno estaba entregado a la delincuencia, en ambos gobiernos hubo saqueos al erario y muertos y desaparecidos, fue una etapa de total desamparo de la población frente al crimen organizado, esas historias están en la memoria del ciudadano y es imposible que con un nuevo logo y un discurso se le cambien los conceptos a la población de lo que es el PAN.
Aunado a esto, se instalan en la frecuencia de una cruzada internacional de la derecha más conservadora que es señalada como lo más atrasado en cuanto a sus propuestas calificadas como medievales en relación precisamente con la variedad en la integración de las familias, yendo en contra incluso de los nuevos paradigmas de derechos humanos, su discurso agresivo nutrido de insultos junto con su ya tradicional clasismo y racismo que les caracteriza, asumen que las personas están obligadas a creer en su narrativa de odio y de mentiras.
En ese relanzamiento equiparado exactamente al que hizo el PRI con su nuevo PRI de hace algunos años, que fue también un toque moderno al logotipo y presentando una nueva clase política que provenía del relevo generacional, al poco tiempo la mayoría de los protagonistas de esa faramalla estaban ya en la cárcel porque habían resultado más corruptos que sus predecesores, así el PAN, con la variante de que se quitaron las máscaras personajes que insistían en su imparcialidad y ya abiertamente se incorporan a esa vertiente política aunque no se afilien, comparten el mismo interés y padecimiento de haber sido despojados de privilegios económicos con el que vivieron toda su vida.
La coincidencia orgánica entre panistas fue de que su alianza con el PRI fue política y electoralmente improductiva, y con ello definen no más alianzas con el PRI, aunque ayudó para darle la razón histórica a López Obrador de que son lo mismo y representan lo mismo y eso en el imaginario del electorado se queda inamovible, pero en el supuesto en que el que hubieran ido solos le hubiera ido igual de mal; lo que no genera consenso al interior en este relanzamiento es esa homologación de discursos de la derecha más retrograda que hace sincronía con Milei de Argentina, Vox de España y sectores Trumpistas ultra conservadores que son una remasterización del fascismo y que van en contra de los avances de los derechos humanos, no le entienden y se resisten a los cambios sociales.
