En términos de multipropiedad nada ha cambiado en el futbol mexicano. Ni para bien, ni para mal. No veo pues por qué extrañarse de que el pasado martes se haya formalizado la venta por parte de Grupo Imagen de los Gallos Blancos del Querétaro al Grupo Caliente representado por Jorgealberto Hank, propietario ya de los Xolos de Tijuana.
Además de este grupo empresarial, el próximo campeonato tendrá a Grupo Orlegui como propietario de Santos Laguna y del Atlas y al Grupo Pachuca como dueño de los Tuzos y de los panzas verdes del León. Grupo Orlegui y Grupo Caliente simplemente han sustituido lo que durante muchos años representaron Televisa y Televisión Azteca, que llegaron a tener dos o hasta tres equipos.
De hecho no se sabe bien si el próximo torneo TV Azteca solo tendrá al Morelia o seguirá teniendo una especie de tutelaje administrativo y gerencial sobre el Puebla.
He dicho siempre sobre este tema, y me sostengo, que lo ideal es que hubiera un solo dueño por equipo pues suena demasiado miserable que un país con la riqueza empresarial que tiene México no pueda tener 18, 19 o hasta 20 inversionistas diferentes en el deporte profesional favorito.
Pero queda claro que no los hay, que a la Liga BBVA o a la propia Federación Mexicana de Futbol les hace falta capacidad de convocatoria o que han hecho un negocio demasiado cerrado y están contentos con ellos. O también el que han generado un esquema de inversión muy poco atractivo por irregular e inseguro. Esto es lo que me llama la atención desde siempre. No el que exista riesgo de arreglo de partidos entre los equipos de un mismo propietario. De esto no hay evidencia, en los largos años de la multipropiedad. Equipos de un mismo propietario han sabido enfrentarse con alto sentido de la ética en partidos que involucran no solo títulos sino inclusive en descensos.
No hay más multipropiedad en el futbol mexicano... pero concuerda en que no es lo más saludable para una liga que quiere crecer.