Política

Desarrollo contemporáneo

El desarrollo de los pueblos es un ideal para la humanidad, una meta que a todos les gustaría alcanzar. Si bien aquello en lo que el desarrollo deba consistir y los caminos para alcanzarlo son temas en los que se halla una gran diversidad de pareceres, un verdadero humanismo se inclina sin duda por las propuestas que consideran todas las dimensiones de lo que es un ser humano, tanto corporales como espirituales.

Tanto el desarrollo como el subdesarrollo se pueden enfocar desde múltiples perspectivas y se puede descubrir que las causas de uno y de otro son también múltiples. En la complejidad del entramado de causas y efectos pueden encontrarse también méritos en el desarrollo y culpas en el subdesarrollo, porque en estos terrenos la libertad y la responsabilidad de los actores es esencial, aunque no sean el único factor.

Esta complejidad debería ayudarnos a examinar mejor el papel del ser humano en este tipo de problemas, por ejemplo, Juan Pablo II observaba que la línea de demarcación entre países ricos y pobres no es tan clara como era en los tiempos de la “Populorum progressio” de Paulo VI.

Un punto de sumo interés señalado por Benedicto XVI es que, por una parte, la riqueza mundial ha crecido, pero que también han aumentado las desigualdades. Aparte de las “nuevas pobrezas” en los países ricos, el pontífice menciona que “en las zonas más pobres, algunos grupos gozan de un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora”.

Los grados de este contraste son variados a lo ancho y largo de mundo, pero nuestro país no está libre de esta situación. Lograr el sano equilibrio en la distribución de los bienes no está en la adopción de una ideología que nos simplifique falsamente el problema. La solución, que es ardua, supone ante todo el respeto de las personas, tanto trabajadores como empresarios u otras categorías, y de sus verdaderos derechos. Naturalmente es necesaria una lucha contra la corrupción y la ilegalidad, la justa delimitación de deberes y derechos de las empresas multinacionales, el encausamiento responsable de los subsidios también a nivel internacional y otras cosas de este tipo.

Un elemento básico en el camino del desarrollo, que atañe precisamente a la dimensión espiritual del ser humano, es la generación de modelos culturales y pautas sociales de comportamiento que, en coherencia con la sana herencia cultural de cada pueblo, ofrezca la base y la motivación a todos para perseguir un verdadero desarrollo humano.

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Pedro Miguel Funes Díaz
  • Pedro Miguel Funes Díaz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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