Política

Bien común universal

Dado que las relaciones e interdependencia de los seres humanos crecen y la humanidad agrupa a todas las personas, cuya dignidad es igual entre ellas, puede hablarse de un bien común que trasciende el ámbito de una nación o un estado, es decir, puede hablarse de un bien común universal. Esto, a su vez, requiere organización y coordinación a nivel internacional con el fin de coadyuvar al bien de todos los habitantes del mundo. Ciertamente, en esto juega un papel muy importante la política internacional y la diplomacia, cosa que atañe especialmente a las autoridades, pero también son importantes muchos otros actores en terrenos diversos, como el de la economía y el de la cultura, el deporte, el turismo y otros.

Los retos que hoy se presentan escapan a soluciones limitadas a un solo Estado. Así, por ejemplo, el tema de la migración, complicado en sus causas, formas y efectos, requiere decisiones políticas coordinadas y complementarias de los países involucrados. Lo mismo puede decirse en temas como el crimen organizado, el narcotráfico y otros problemas semejantes.

Pueden considerarse como obstáculos a un empeño internacional las ideologías que presentan al hombre de manera parcial y materialista, olvidando su dimensión espiritual, especialmente si fomentan el odio y la discriminación de ciertas categorías humanas. En relación a esto, el nacionalismo suele ser visto como un modo de exaltar una identidad nacional en detrimento de quienes no la comparten. Por otro lado, sin embargo, es cierto que todo pueblo posee el derecho de identificarse y promover sus valores y cultura, de apreciar su propia nación, naturalmente respetando y apreciando a los demás.

Un elemento indispensable para crear condiciones adecuadas en orden al bien común universal es el marco jurídico por el que deben regularse las relaciones y la política internacional. La existencia de leyes que rijan e indiquen los límites a los estados debe servir no sólo a evitar las guerras, sino a fomentar la convivencia y progreso de todos. Con todo, en el fondo no son suficientes las leyes, porque se necesita que tengan un fundamento en la convicción de quienes han de seguirlas.

No obstante la diversidad de religiones, filosofías, proyectos políticos y económicos, los cristianos pensamos que se pueden hallar en todos los hombres ciertos principios fundamentales que permiten establecer, a través del diálogo, caminos de respeto y cooperación. Hoy hace mucha falta encontrar esos caminos.


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Pedro Miguel Funes Díaz
  • Pedro Miguel Funes Díaz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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