Los españoles de 50 años o más utilizan una expresión que, por decir lo menos, resulta curiosa. La emplean en casos como estos: "Es de gente bien nacida ser agradecido", "es de gente bien nacida cumplir con la palabra dada", "es de gente bien nacida compartir la mesa" o, entre otros ejemplos, "es de gente bien nacida pedir disculpas cuando metes la pata".
Visto así, la "gente bien nacida" es capaz de congraciarse con los demás, tenerles consideración, deferencia, respetarles. Por el contrario, la gente "bruta" y "cromañona" no se disculpa porque, como dicen esos mismos españoles, "no son bien nacidos".
Traigo esto a cuento porque recientemente algunos líderes del mundo, como es propio en las personas "bien nacidas", han pedido disculpas por acciones cometidas en el pasado por sus países, y que vulneraron y ofendieron la dignidad, derechos o la calidad y condición de vida de personas y comunidades. Justin Trudeau, por ejemplo, se disculpó con el pueblo judío porque durante la Segunda Guerra Mundial, Canadá negó el acceso a un barco que transportaba a más de 900 niños judíos. El mismo Trudeau se disculpó con los pueblos originarios de Canadá por la manera en que el gobierno les despojó de su lengua y cultura a través de un sistema de internados para infantes. En Hiroshima, Obama colocó una ofrenda a los caídos por la guerra, oró y dijo: "Vinimos a llorar a los muertos". Naoto Kan, primer ministro de Japón, también se disculpó con Corea del Sur por "el daño infringido [en la guerra] al pueblo coreano". En 2009, Benedicto XVI recibió a una delegación judía para pedirles perdón por el sufrimiento vivido durante el Holocausto. Casi diez años antes, Johannes Rau, entonces presidente de Alemania, también había pedido disculpas por el mismo hecho. Theresa May se disculpó con algunos líderes por la manera en que se llevó a cabo la colonización en el Caribe. Emmanuel Macron se disculpó por las desapariciones forzadas en Argelia cuando Francia mantenía la ocupación de sus territorios. Mariano Rajoy se disculpó con la comunidad sefardí por la manera en que fue expulsada de España en la reconquista… Visto lo visto, disculparse por las razones debidas, en el momento debido, con las palabras y tono debido, es propio de "gente bien nacida"; esa gente que tiene perfectamente claro que las disculpas, cuando son verdaderas, comienzan por la propia casa.
