Cultura

Incendios forestales

Justo en el momento en que escribo este bonito artículo, observó que el viento en esta noble y jericayera ciudad ha cambiado de dirección, pues normalmente es: SSW y W, pero al mudar la dirección a Septentrión, Solano y Levante (N, E y NE), las nubes comienzan a acumular humedad en espiral por encima de la Barranca de Huentitán y presagian ya, el inicio del temporal lluvioso.

Siempre esperamos las lluvias por muchas razones: apacigua los aciagos calores jaliscienses, beneficia a la agricultura, pero sobre todo, colabora eficazmente con la extinción de los incendios forestales que año con año azotan la región y angustian al populo tapatío.

Permite usted meter la cuchara en este rubro medio ambiental, pues creo que todos coincidimos en que, en el año que transcurre, se han visto menos deflagraciones forestales en el estado. Lo anterior, puede ser debido a la menor movilidad humana a causa de la pandemia. Sin embargo, y siendo justos, hay que mencionar que en realidad el número de incendios forestales no ha disminuido, pues a la fecha llevamos casi quinientos, cuando en todo el año pasado alcanzamos las 564 contingencias. Luego entonces, su servidor asegura, de acuerdo a lo vivido en más de 22 años de trabajo en el medio, que los motivos por lo  que observamos menos tragedias ambientales, son, primero: la impecable labor y coordinación de las brigadas comunitarias, oficiales y particulares. Y después: al extraordinario trabajo de planeación y prevención que se realizó previo al estiaje.

Y lo afirmo con conocimiento de causa, pues a principios de enero me tocó ver a las brigadas de la SEMADET, en friega, abriendo guardarrayas y realizando actividades de prevención de incendios forestales, las cuales son verdaderamente extenuantes pero de vital importancia. Recordé cuando andaba en esta brega y como año con año renegábamos porque siempre se iniciaban los trabajos preventivos de manera tardía, hasta que llegaba el presupuesto, es decir en marzo o en abril. ¿Ya pa` qué? decíamos.  

Ahora, como público, vemos a los y las brigadistas en combate directo con las peligrosas llamaradas, exponiendo sus vidas para salvar los bosques y las selvas, y les aplaudimos con justa razón. Pero pocas veces ponemos atención en las actividades preventivas que realizan, como la construcción de guardarrayas, las quemas prescritas y la rehabilitación de caminos, entre muchas otras, las cuales, dan un apoyo indispensable a la hora de ir a echarle paleadas a la lumbre.

Vaya entonces desde la comodidad del café, mi admiración y reconocimiento a ese personal que trabaja antes, durante y después de los incendios. En espera a que de aquí, a que se establezcan las lluvias, no ocurran más siniestros, pero si los hay, confío plenamente en que las camisas amarillas actuaran con profesionalismo para sofocar esos fuegos, y una vez hecho esto, merecerán gustosos más tornillos para los rastrillos. (Frase interna entre los y las combatientes de la sierra). 

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Oscar Riveroll
  • Oscar Riveroll
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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