Política

Muerte inminente

  • Vademecum
  • Muerte inminente
  • Óscar Hernández G.

Dos mil ciento ochenta y nueve millones de segundos son los que vive una persona promedio de 70 años. 

Sin embargo, esos millones de segundos se convierten en “nada” cuando un enfermo nos relata que al momento de sufrir un infarto tuvo la sensación de “Muerte Inminente”. 

Este es uno de los síntomas más gráficos y enigmáticos que nos refieren los pacientes. 

Es un síntoma muy representativo, que a través de muchos años los médicos hemos escuchado inicialmente en “el aula” para después confirmarlo y presenciarlo frente al enfermo. Evidentemente esta “sensación” es narrada por aquellos pacientes que lograron sobrevivir a un infarto al corazón. 

Ellos dicen “sentía que me iba a morir”. Su rostro adquiere una palidez intensa e inolvidable; se tornan “desencajados”, la mirada es de máximo dolor; pero, a la vez, es como si vieran hacia el infinito rumbo al vacío; el dolor es tan punzante en el pecho, que no les permite hablar, solo alcanzan a balbucear “me duele-auxilio”; el sudor es frío y empapa todo su cuerpo; la fuerza desaparece y se desploman; como si la fuerza de gravedad los absorbiera y atrapara en cualquier lugar donde se encuentren.

Este síntoma de Muerte Inminente solo dura unos pocos segundos; casi la mitad de los que lo presentan mueren en el sitio o lugar en que lo sufren. Los toma por sorpresa; generalmente sin aviso previo, ante el asombro de las personas que lo rodean. 

El paciente sabe que va a morir, que solo le restan unos cuantos segundos de vida. Aun hoy en día son pocos los enfermos que llegan a tiempo a un hospital para ser atendidos. 

Y es que en estas situaciones el tiempo es un factor muy importante; cuando la persona infartada llega a la sala de urgencias en menos de 30 minutos de haber iniciado los síntomas, su probabilidad de “vivir” aumenta. 

Hoy los hospitales cuentan con un Código Infarto, que consiste en que todo el personal debe de dar prioridad a la atención de estos enfermos cuando ingresan a urgencias. 

Los efectos positivos de este código, en la reducción de mortalidad, todavía no son evidentes; y por desgracia se deben a la saturación hospitalaria y sobre todo al retraso o tardanza con la que el enfermo infartado es trasladado al hospital.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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