Para un lunes en el que el sentimiento de decepción rondó por todos lados, es innegable que sobró material. Al menos hasta ahora hay que reconocer que de lo más eficaz ha sido la forma en que lo logran contener dentro de Morena para los asuntos políticos y, como punteros en preferencias, se dan ciertos lujos.
Luego de la publicación de las encuestas con las que midieron el posicionamiento de los aspirantes a las gubernaturas que estarán en juego en 2024, ni el “Batman Chilango Harfuch” chistó cuando reconocieron que aunque tenía un mayor reconocimiento que su adversaria, no sería candidato para Ciudad de México. Sólo sonrió y continuó. Tendrá premio de consolación.
Otros morenistas más compungidos medio rabiaron, se tragaron la bilis, tuvieron que asumir la ruptura de sus sueños de grandeza para luego empezar a magnificar entre la concurrencia su lealtad cual nobleza, y así esperar que el reintegro les alcance; pero nadie desafió, nadie rompió y nadie se fue, asumiendo que poco son fuera de la gracia presidencial, a la cual llaman proyecto.
En contraste, decepcionados los simpatizantes e indecisos que vieron a Xóchitl Gálvez en el monumento a la Revolución callar y no hilar una idea cuando se le fundió el teleprompter en el que leía el discurso de su informe legislativo, que tomó tintes de arranque de campaña, sin atinar a decir nada inteligente, como si las ideas ahí contenidas no fueran suyas ni las conociera. Esa quizá no la esperaban de la locuaz hidalguense. A cualquiera le pasa y asumirlo con naturalidad fue una buena salida, dicen sus cercanos. ¿En serio ni para buen equipo ni para buen entrenamiento cuando quiere ganar la presidencia?
Decepcionados seguidores, emecistas y hasta morbosos, porque aún cuando se veía venir que Marcelo Ebrard al final no trascendería en Morena y tampoco fuera, al dejar diluir todo su estridente enojo con el proceso de selección de la Coordinadora de la Defensa de la 4T, este lunes cabía un poco de expectación, hasta que confirmó que hizo sus cálculos y más le conviene seguir obedeciendo a su jerarca con todo y pucheros de por medio, a cambio de posiciones en las próximas contiendas para la gente de su equipo. Al final, lo mismo. ¿Habrá otro tren marcelista? Parece difícil.
Decepcionados quizá están también los ciudadanos de Guerrero que hoy tratan de ponerse en pie, con cualquier ayuda que se les haga llegar. Decepcionados tal vez porque la voluntad presidencial no se sabe hasta dónde alcanzará y otro tanto podrían estarlo al ver que al unísono los gobernadores de Morena celebran haber tenido un “notable” proceso de designación de candidatos a las gubernaturas, pero no alzaron ni un dedo para manifestarse por la necesidad de un Fonden o mínimo para clarificar el destino de recursos a la reconstrucción. Ojalá que ninguna otra entidad pase por algo así y tengan que lamentarlo.
Decepcionados los perredistas mexiquenses que no quieren otra campaña en la que vayan de sombra de sus aliados y advierten que buscarán contender solos por los 125 ayuntamientos y las 45 diputaciones locales. A ver si no les enderezan la plana desde la dirigencia nacional para que acaben de decepcionarse más y continuar callados o extinguirse.
Podríamos extender la lista de hoy, pero con estos significativos casos de diferentes frentes ya tenemos para ver quién de su adversidad decepcionante logra edificar algún nuevo escenario venturoso, aún cuando los pronósticos son reservados.
Ojalá, pese a todo, vengan mejores días.