Les voy a contar una historia que me avergüenza muchísimo.
No debería, pero sí.
La historia de mi violador, que no se bañaba y me tenía de gine en gine tratando de controlar una infección que, de tan grave, alcanzó los riñones y me mantuvo en cama un mes.
La del tipo que me manipuló aun siendo menor que yo para anhelar la vida familiar que me ofrecía, mientras me engañaba con menores de edad.
La historia de la vergüenza de una víctima que nunca aceptó serlo, y cuando se dio cuenta, ya lo era y era demasiado tarde.
Pensaba en como todo salió, al final, lo mejor que pudo haber salido dadas las circunstancias en las que transcurrió mi vida, siempre anhelante de familia y cariño, en medio de la violencia y la indiferencia.
Recordaba como pude quedarme atrapada con un chavito que me engañaba, me violaba, me enfermaba y estaba empeñado en que construyera sobre casa de su mamá.
Pude haber vivido violencia sexual, emocional económica y patrimonial en un nivel altísimo por más de los dos años que llevaba bajo esa situación y en vez de eso me quedé con mi rescatador.
Mi ex me amenazó con un cuchillo el día que le dije que no volvería con él, mismo día que el padre de mis hijos me dijo que él no estaba para andar de noviecito.
Y ahí va Milena de nuevo de una relación violenta a otra de control, sin darse un respiro ni detenerse a descubrir nada sobre sí misma.
Nunca elegí realmente, simplemente tomé la opción más segura.
La violencia siempre, pero no fue nombrada hasta que yo misma la comprendí y le puse palabras a lo que pasaba.
Fui afortunada. Me salvaron. Me dieron algo mejor a lo que tenía construido para mí y sin embargo, aun así, el amor romántico heterosexual me rompió.
Impresionante como un poco menos de violencia te impulsa en vez de hundirte y hoy soy la mujer que puede contarte esto, con una relación un poco más sana de lo que tenía en el mapa en un inicio.
Hoy puedo decirte que elegí mi relación actual no en base a lo menos peor, sino por convicción.
Se siente mal sentirse agradecida porque tú pareja te violentó menos. Porque aprendió contigo, porque creció para darte lo que mereces.
Se siente mal porque lo lógico y lo que debería ser la norma sería eso y no la excepción.
Se siente mal agradecerle al hombre que tienes a un lado por ser un hombre decente y no violarte. Por ser amable y no engañarte.
Por ser consciente y respetar acuerdos
No deberíamos sentir gratitud excesiva por ser simplemente un ser humano decente, por eso, te cuento esto, para que sepas que yo también fui, yo también soy y que no estás sola en medio de las “pésimas decisiones” tomadas, es el sistema de violencia patriarcal que nos deja ciegas y con pocas opciones para salir de una relación violenta.