Se ha puesto de moda organizar festejos cada vez más amplios para que tanto la familia como los amigos se enteren, al mismo tiempo que los progenitores, del sexo de un bebé.
El asunto está lleno de paradojas. Primero, porque a esas reuniones se les denomina como “revelación de género”, cuando, en realidad, lo que se sabrá es el sexo, es decir, información meramente biológica sobre la criatura.
Otra paradoja tiene que ver con que ese ritual se afianza justamente en una época en la que el sexo reconocido al nacer pierde relevancia ante la comprensión de la incidencia de la autopercepción (cómo se identifica la persona), del género (el constructo social respecto de los roles que cada sexo debe jugar), así como la orientación sexual (hacia qué sexo se siente atracción).
La mera existencia y popularidad de estos eventos lo único que realmente revelan es la necesidad de recorrer el verdadero velo del género que es la desigualdad.
Las brechas que separan a las mujeres de los hombres son enormes: de entrada, las violencias; la inmensa mayoría de víctimas de secuestro y de trata son mujeres, al igual que quienes sufren la violencia familiar. La brecha es también financiera, por ejemplo, todavía nos separan 10 puntos porcentuales respecto de los hombres en el acceso al crédito. A la desigualdad salarial se suman las dificultades para integrar espacios directivos en las empresas y violencia política en razón de género cuando se quiere ser candidata a algún cargo de elección popular.
Los datos son también gravísimos cuando se trata de la situación de las mujeres trans, cuya esperanza de vida en Latinoamérica no supera los 35 años, fruto de la exclusión que se les infringe.
Casi siempre, en los festejos para conocer el sexo de un bebé por nacer, vemos a la embarazada y a su pareja saltar emocionados independientemente de que sea el rosa o el azul el que anuncie, estereotipadamente, la novedad. Pero eso no es fiel reflejo de la realidad. La sociedad no recibe con el mismo entusiasmo a una mujer que a un hombre: esa es la verdadera “revelación de género”.
